Descubrimientos pendientes
La Prensa Gráfica, , 30-09-2008Parece un disparate, pero es la dura y cruda realidad. A raíz del desplome financiero, vemos la conexión entre las bolsas de valores, los bancos y los fondos de inversión. Y la plaza más conectada en el planeta está en un territorio, el de los Estados Unidos, donde se construye un muro para impedir el paso de las personas que buscan empleo o a sus parientes.
Son dos caras de la globalización: una, la estrecha relación entre los mercados financieros; otra, las crecientes restricciones a la movilidad de las personas. Ambas dejarán efectos múltiples en El Salvador. Ya tenemos varias indicaciones de contracción en los Estados Unidos que repercutirán en nuestro país; el empleo y la construcción han disminuido, mientras, por otro lado, también se ha reducido la entrada de inmigrantes en aquel país, por el muro, la vigilancia fronteriza y las redadas. Son tantas las medidas antimigratorias que el TPS aparece como una afortunada excepción.
En un ensayo, Oscar Handlin escribe una frase significativa: “Alguna vez pensé en escribir una historia de los inmigrantes en los Estados Unidos, luego descubrí que los inmigrantes son la historia de los Estados Unidos” (En “Nexos”, México, septiembre, p. 51). En ese mismo país ahora se construye un gran muro en la frontera con México, para calmar sus paranoias y afanes de seguridad. Cuando el presidente Bush anunció su aprobación a la obra dijo que el presupuesto para la seguridad fronteriza había pasado de 4 mil 600 millones, en 2001, a 10 mil 400 millones de dólares, en 2006. Hoy resulta que había otro flanco débil, el financiero, abierto por la especulación sin regulaciones, cuya reparación momentánea costará 700 mil millones de dólares. Sin embargo, algunos especialistas no están seguros del efecto curativo de esa medicina.
Nosotros sabemos poco acerca de las medicinas que pueden resultarnos efectivas. El Banco Central de Reserva ha aclarado, por ejemplo, que la reducción de las remesas registrada en agosto es, en cierta forma, normal; pero, según las informaciones periodísticas, ha sido la mas pronunciada entre las del mismo signo. Además, José M. Tojeira ha advertido sobre el aumento del 4% de pobreza en 2007, basándose en la encuesta de hogares de propósitos múltiples.
La gente salvadoreña ha sido sabia para cruzar fronteras sin papeles legales. Ahora las condiciones son más difíciles. De acuerdo con datos suministrados en los Estados Unidos, la cantidad de inmigrantes se redujo considerablemente el año pasado. Medio millón llegó en 2007; mientras 1.8 millones haba llegado el año anterior, según las estimaciones del censo.
Hace mucho tiempo que la migración se convirtió en una constante de nuestra vida social. Cuando comenzaba el siglo XX ya había una corriente continua hacia el exterior. El “problema de los campesinos y trabajadores que emigran a Honduras es caótico”, decía en 1929 el periódico “Patria”. Aquel fenómeno terminó en 1969, con la guerra contra el país vecino. Como aquí no había empleo suficiente, la gente abrió otra ruta de salida hacia los Estados Unidos, acentuada después con la guerra civil. ¿Cuál será la nueva ruta o el sector que ofrezca empleos masivos? Esa es la fórmula que las generaciones actuales debemos descubrir. No podemos esperar, dice Tojeira, “que quienes caigan en la pobreza aspiren únicamente a saltarse el muro que los gringos construyen”.
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