Reclama el impulso de políticas de atención a las familias y la implicación de los concellos

Las aulas gallegas tienen que abrirse a la diversidad. Aunque el número de alumnos extranjeros asciende este curso en Galicia a 13.165 (una cifra inferior a la de otras comunidades con un mayor porcentaje de inmigrantes entre su población), cada centro tiene que articular políticas de integración y apoyo a ese tipo de estudiantes. Para poder aplicarlas, el Consello Escolar de Galicia insta a colegios e institutos a garantizar dentro de sus presupuestos los recursos necesarios para atender a todo ese alumnado.

Al menos, esa es una de las propuestas plasmadas en el documento elaborado tras la celebración de un encuentro de consejos escolares autonómicos en mayo y recogido en la memoria de actividades del organismo gallego correspondiente al curso 2007 – 2008, que ayer fue presentado en A Coruña por la conselleira de Educación, Laura Sánchez Piñón; la vicepresidenta del Consello, Milagros Blanco Pardo, y el alcalde coruñés, Javier Losada.

Para asegurar estos recursos como una de las competencias fundamentales de los centros, añade el informe, estos han de tener una mayor autonomía. Ello implica, entre otras cosas, definir su proyecto educativo y un reglamento de organización y funcionamiento propio. Al mismo tiempo han de incentivar a aquellos colegios innovadores y potenciar la gestión descentralizada.

Participación

Pero el documento alude a que esa independencia únicamente puede realizarse «coa participación de todos os sectores da comunidade educativa, o que require incrementar a comunicación entre o profesorado e o alumnado e, fundamentalmente, que se aseguren e reforcen os vínculos entre os centros e as familias».

Aunque la educación va más allá de las aulas. En este sentido, el Consello Escolar explica que hay que impulsar políticas de atención a las familias, especialmente a las que están en medios socialmente desfavorecidos. También es clave, a su juicio, fomentar proyectos culturales con los ayuntamientos y otras instituciones; potenciar el trabajo de los educadores sociales y los mediadores tanto con el alumnado como con las familias, y aprovechar de forma habitual en la escuela los medios de comunicación e Internet como recursos formativos.

Al mismo tiempo, los consejos escolares de todo el Estado animan a la sociedad a participar e implicarse en las modificaciones que lleva la nueva formulación curricular puesta en marcha tras los últimos cambios normativos. La aplicación del decreto de bachillerato es uno de ellos. Una de las cosas que aconsejan es relacionar las distintas áreas de conocimiento para que sean tratadas conjuntamente en la actividad docente.

Por otra parte, instan a concretar cuáles han de ser los niveles que tienen cada una de las ocho competencias educativas fundamentales que hay que lograr en cada etapa educativa y los criterios para realizar la evaluación.

Otro de los puntos en los que inciden es el de la formación permanente de los profesores para que tengan una capacitación teórica y práctica que se adecúe al trabajo que han de realizar. En este sentido, explican que en este nuevo modelo es muy importante que los nuevos docentes aumenten su período de prácticas. La duración de ese proceso de aprendizaje tendría que ser mayor. Para ello, los consejos escolares reclaman «un traballo conxunto entre as universidades responsables dos procesos formativos e os centros educativos que estean realizando a súa actividade de formación», tal y como muestra el informe.