ELECCIONES LEGISLATIVAS / Socialdemócratas (30%) y conservadores (25,8%) deben reeditar su fracasado gobierno conjunto si desean cerrar el paso a la extrema derecha / Los jóvenes de 16 años acudieron a las urnas

La ultraderecha de Austria se beneficia del voto de castigo a la 'gran coalición'

El Mundo, CARLOS ALVARO ROLDAN. Corresponsal, 29-09-2008

Los dos partidos populistas y nacionalistas de Haider y Strache conquistan el 30% de los votos Un fantasma sigue recorriendo Europa y se llama extrema derecha. Ayer, en Austria, la política que llama a luchar contra la «islamización» de la Unión Europea (UE), contra el «exceso» de inmigrantes y por salvaguardar las «raíces» del Viejo Continente logró una victoria histórica al recibir conjuntamente los dos partidos enfrentados que representan estas ideas en el país alpino el 30% de los votos en las elecciones legislativas.


Los triunfadores, que doblan su suelo electoral de 2003 e igualan juntos al partido más votado, el Socialdemócrata (SPÖ, 30%) del presumible nuevo canciller, Werner Faymann, son formaciones ultraderechistas gemelas y con líderes enfrentados a muerte.


Uno de ellos es el viejo conocido Jörg Haider, el hombre que acuñó la frase «Austria para los austriacos» y que regresa triunfador cual ave fénix con su escisión Alianza por el Futuro (BZÖ, 11%), casi triplicando sus resultados de 2006.


Como incómodo compañero de viaje tiene a su antiguo pupilo y cabeza visible del Partido Liberal Austriaco (FPÖ, 18,3%), Heinz – Christian Strache. Este ha tratado a su ex mentor en la campaña de «traidor», y el gobernador del Estado de Carintia desde 1999 llama «ser primario» a su ex aprendiz.


Y por primera vez en los países de la UE, entre los 6.332.931 de electores austriacos convocados a votar estaban ayer los mayores de 16 años, aproximadamente 183.000 ciudadanos. También como novedad en este país el periodo legislativo se ampliará a cinco años frente a los cuatro actuales. La participación se situó en el 71,48%.


Los grandes derrotados, con su registro más bajo desde el final de la II Guerra Mundial, fueron los ex socios de la fracasada gran coalición. El ganador SPÖ y el Partido Popular (ÖVP, 25,8%), con Wilhelm Molterer a su cabeza. Su pacto surgido tras las elecciones de 2006 duró apenas un año y medio y los constantes bloqueos han impedido cualquier avance en importantes debates como la política fiscal, la reforma sanitaria y de las pensiones, e incluso sobre las medidas para frenar el aumento de la inflación y la relación con la UE.


El SPÖ pierde más de cinco puntos y el ÖVP nueve, y según el mandato de las papeletas están condenados a entenderse a menos que alguno se sienta tentado a mirar a la extrema derecha, un poder creciente en el Parlamento. Faymann, que ha fracasado en su «regreso a las esencias de la socialdemocracia», de tintes populistas, ya ha dicho que nunca pactaría con ella. El gris y efectivo Molterer no lo ha descartado, aunque sería necesaria en su opinión una «moderación» del discurso ultraderechista.


También Los Verdes ven reducido su peso y logran el 9,8% del apoyo, lejos del 11,05%. Durante la campaña, Strache y Haider han sabido recoger votos de castigo entre los austriacos cansados de la ineficacia de los dos partidos tradicionales en el Gobierno y entre los nuevos electores de más de 16 años. Al mismo tiempo, tuvieron la habilidad de lanzarse a pedir una reducción del IVA en los precios de los alimentos básicos cuando la inflación en la zona euro se disparaba.


Haider y Strache, dos austriacos que compartieron entrenamiento paramilitar en el pasado y alabaron algunas políticas de Hitler durante la locura nazi, coinciden en las líneas básicas de sus discursos ultraderechistas. Ambos exigen políticas restrictivas con los inmigrantes y se oponen a la construcción de nuevas mezquitas. El primero de ellos ya ha ejecutado esta medida en Carintia. Por cierto, en su haber se hallaba hasta ahora el techo de la ultraderecha al lograr en 1999 el 26,9% de los votos en unas elecciones. El FPÖ estuvo en un Gobierno maldito por la UE entre 2000 y 2006, que supuso una suerte de ostracismo diplomático para el Gobierno austriaco. En 2005, disconforme con el rumbo de su partido, Haider lideró una escisión y con sus incondicionales fundó la BZÖ.


Tras conocer los primeros resultados, Strache recibía ayer los vítores de sus seguidores y hablaba de «éxito histórico» de su partido, declarando su aspiración a ocupar el cargo de canciller. Algo impensable, ya que son los socialdemócratas los más votados. Haider, más práctico, se mostraba abierto a futuros pactos y a la posibilidad incluso de dejar Carintia por Viena.


El presumible nuevo canciller Faymann se mostró dispuesto en su primera reacción a reeditar la gran coalición que estalló el pasado mes de julio. Sin embargo, exigió para ello que su oponente Molterer, ministro hasta ahora de Finanzas, no participe en ella. El socialdemócrata responsabilizó al candidato del ÖVP de muchos de los problemas del Ejecutivo fallido.


Molterer, por su parte, admitía el «doloroso y dramático» descenso de su partido y achacaba el revés de las formaciones centristas a un fracaso del sistema bipartidista de facto que impera en Austria desde la II Guerra Mundial.

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