FUTBOL / A LA DERECHA

Un fascista bajo palos

El Mundo, IRENE HDEZ. VELASCO. Corresponsal, 27-09-2008

«No me avergüenzo de manifestar mis creencias políticas. Comparto con el fascismo ideales como la patria, el orden social y los valores de la religión católica». Quien así habla no es otro que Christian Abbiati, el actual portero titular del Milan, el hombre que durante la pasada temporada jugó en las filas del Atlético. Y el penúltimo futbolista italiano que declara sin tapujos su fascinación por la dictadura de Benito Mussolini.


Abbiati, de 31 años, pasaba por ser un tipo prudente y reservado. Pero se ha soltado la lengua en Sportweek, el semanario del diario deportivo la Gazetta dello Sport, cuyo último número desembarca hoy en los quioscos italianos y en donde, en una larga entrevista, Abatti confiesa abiertamente ser un fascista. Un fascista sui géneris, eso sí, pero fascista al fin y al cabo.


«Del fascismo rechazo las leyes raciales, la alianza con Hitler y el que nos metiera en guerra, pero me gusta la capacidad que tenía de asegurar el orden público, garantizando la seguridad de los ciudadanos», afirma Abbiati, aprovechando para lanzar un llamamiento para que «se deje de considerar al fascismo como un asunto tabú». De lo que nadie le puede acusar es de no ser consecuente con sus ideas. El guardameta del Milan reconoce que en las últimas elecciones generales italianas, celebradas en abril pasado, voto por La Destra, el elocuente nombre del partido liderado por Francesco Storace y surgido como escisión del postfascista Alianza Nacional al considerar que éste estaba renegando de sus principios y virando demasiado hacia el centro.


Sin embargo, Abbiati no es el primer futbolista italiano que se declara seducido por el régimen de Benito Mussolini. Ahí está también Paolo di Canio, centrocampista de la Lazio y quien, por si cupiera alguna duda sobre su afiliación política, lleva tatuado en el brazo la palabra Dux. Además, este jugador tiene la costumbre de saludar a los seguidores de la Lazio (el 70% de los cuales se declara de ultraderecha) con el brazo estirado y haciendo el saludo romano típico de los fascistas. Su gesto le valió una multa de 10.000 euros.


En el eterno rival de la Lazio, la Roma, se encuentran seguidores de Mussolini. El ejemplo lo encarna Alberto Aquilani, centrocampista del club romanista, quien confiesa tener colgado en su casa un retrato del dictador. «No entiendo mucho de política, pero creo que en Italia hay demasiados impuestos y demasiados inmigrantes. Los extranjeros cometen la mayor parte de los delitos», sentenciaba, al tiempo que se manifestaba partidario de la ilegalización del aborto.

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