Zapatero reivindica el papel regulador del Estado y rechaza santificar la desregulación
La Vanguardia, 25-09-2008 Naciones Unidas. (EFECOM). – El presidente del Gobierno
español, José Luis Rodríguez Zapatero, reivindicó hoy el papel
regulador del Estado, indispensable para garantizar la distribución
equitativa de la riqueza, y elogió a países que, como Brasil y
Chile, “no han caído en la trampa” de “santificar la desregulación”.
Zapatero denunció los ataques “al Estado y a lo público” en un
acto organizado en Naciones Unidas junto al presidente de Brasil,
Luiz Inácio Lula da Silva, la presidenta chilena, Michelle Bachelet,
y el ministro francés de Exteriores, Bernard Koucher.
Los cuatro países, líderes de la Alianza contra el Hambre y la
Pobreza lanzada en la ONU hace cuatro años, firmaron hoy una
declaración para buscar instrumentos alternativos para financiar la
ayuda al desarrollo.
Como propuesta española, Zapatero apostó por reducir el coste de
las remesas de los inmigrantes, para ayudar al desarrollo de sus
países de origen, y destacó el proyecto en el que trabaja con
Noruega y otros países para evitar las fugas ilícitas de capital
hacia paraísos fiscales.
A su juicio, son necesarios mecanismos que combatan la evasión
fiscal e incrementen la transparencia de las transacciones
financieras para evitar que dinero que debería contribuir a
financiar servicios públicos a través de los impuestos “abandone los
canales legales y acabe en cuentas fantasmas en lugares recónditos
del planeta”.
En este contexto, reivindicó el papel regulador del Estado como
ente “indispensable” para garantizar los bienes públicos básicos y
una distribución equitativa de la riqueza.
A su juicio, Brasil y Chile son modelos de economía de mercado
donde el Estado juega un papel importante.
“Son países que no han caído en la trampa de aceptar el ataque al
Estado y a lo público, de santificar la desregulación; países que se
mantienen firmes”, manifestó.
Zapatero ratificó su compromiso de destinar en 2012 el 0,7 por
ciento del PIB español a la ayuda al desarrollo y reclamó un
esfuerzo internacional para que los Objetivos de Desarrollo del
Milenio “no sean una utopía”.
En su opinión, es grave y serio que las economías desarrolladas
no crezcan por la crisis internacional, pero resulta “sencillamente
intolerable” que muchos países no puedan dar de comer a sus
ciudadanos.
Lula da Silva coincidió con Zapatero en la necesidad de movilizar
urgentemente recursos adicionales y estables para el desarrollo, si
se quiere avanzar hacia los Objetivos del Milenio, y denunció el
efecto de la crisis económica en los países más pobres.
Tras recordar cómo en la década de los ochenta y los noventa las
instituciones financieras internacionales pusieron trabas al
desarrollo de los países más pobres, determinando hacia donde debían
dirigir sus inversiones, se preguntó dónde están ahora las entidades
y los bancos que “ayer tenían su receta”.
A su juicio, no es justo que países que, como Brasil, padecieron
“enormes sacrificios” en el último decenio y medio, tengan ahora que
“pagar la factura de esta crisis”.
Bachelet denunció también cómo los avances hacia los Objetivos
del Milenio se ven ensombrecidos por el alza de los precios de los
alimentos y el deterioro de la economía internacional.
Tras estimar que es indispensable que la comunidad internacional
redoble sus esfuerzos, la presidenta chilena abogó por nuevos
instrumentos para financiar el desarrollo y puso como ejemplo la
tasa solidaria sobre los billetes aéreos establecida en su país, una
idea que también defendió Kouchner.
En opinión del ministro de Exteriores francés, los líderes
mundiales no pueden permanecer callados ante la crisis económica sin
extraer conclusiones.
Koucher denunció la paradoja que supone que Estados Unidos
defienda un paquete de medidas para salvar a los bancos con 700.000
millones de euros y que “los dirigentes bancarios implicados en este
enorme escándalo hayan ganado por la crisis 95.000 millones de
dólares”.
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