Rocío Ruiz

Madrid – El Gobierno rumano teme que la desaceleración económica en la que está inmersa España pueda empeorar la situación en que se encuentran los 700.000 inmigrantes rumanos empadronados, que representan ya el mayor colectivo de extranjeros afincado en España. Y no sólo porque el aumento del paro en el sector de la construcción está afectando de lleno a los rumanos, uno de los sectores que emplea a una buena parte de los trabajadores del Este que están en España, sino porque temen que la moratoria del Gobierno que establece limitaciones administrativas para los trabajadores de esta nacionalidad se pueda ampliar. «Estamos en permanente contacto con el Ministerio de Trabajo y todavía no hay una decisión tomada, pero creemos que ampliar la moratoria no sería una medida eficaz», manifestó ayer María Ligor, embajadora de Rumanía.

Y es que los rumanos, ciudadanos europeos desde el 1 de enero de 2007, pueden residir legalmente en España, pero el principal problema que encuentran a la hora de trabajar es conseguir el permiso de empleo por cuenta ajena. A veces arriesgan su puesto por no poder arreglar el trámite en un tiempo útil y a este inconveniente se suman las largas colas que en ocasiones tienen que aguantar hasta conseguir la tarjeta que les identifica como europeos, un trámite imprescindible para formalizar un contrato de trabajo. El Gobierno español decidió mantener esta moratoria durante 2007 y 2008 con el argumento de que en sólo un año se había duplicado la llegada de inmigrantes de esta nacionalidad.

Ligor cree, además, que las limitaciones administrativas para poder trabajar han sido la causa principal de que muchos ciudadanos del país del Este estén desarrollando una actividad laboral en la economía sumergida.

Ayer, la embajada rumana en España presentó una campaña multimedia para mejorar la imagen del colectivo que establece similitudes entre la oleada migratoria de españoles en los años sesenta y la inmigración rumana que ha encontrado en nuestro país uno de los lugares preferentes para instalarse. «Hola, soy rumano. Juntos hacemos un buen equipo» es el lema de esta iniciativa que «pretende destacar que los rumanos contribuyen a la economía y a la sociedad con profesionalidad», explicó Ligor.

«Nos preocupa la imagen distorsionada que puedan tener los españoles del rumano por los gitanos que están en la calle porque no corresponde con la gran mayoría que trabaja y vive con normalidad y sin problemas», añadió. En cualquier caso, la embajada ha apreciado que «los españoles que han mantenido contacto con rumanos tienen una imagen más positiva de éstos que los que no han mantenido ningún tipo de relación».


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