Viajan para escapar de la pobreza 

Prensa Libre, 22-09-2008

Las familias guatemaltecas se han acostumbrado a las despedidas. Cada día, cientos de ellas se desintegran, debido a que alguno de sus miembros parte hacia Estados Unidos en busca de un mejor futuro, decepcionados de la situación económica precaria que viven en el país.

Es difícil saber cuántas personas abandonan el país, pero un estudio efectuado por la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH) pudo establecer quiénes son, su procedencia y su nivel escolar.

Se entrevistó a siete mil 985 personas deportadas, en atención a datos obtenidos de la Dirección General de Migración.

Luego de la investigación se pudo determinar que la mayoría de entrevistados son originarios de Huehuetenango —15 por ciento—, seguido de San Marcos —12 por ciento—, Quetzaltenango —11 por ciento— y Guatemala —9 por ciento—.

“Escapan de la pobreza y, coincidentemente, los departamentos que aportan más migrantes son los más pobres”, explicó Ana María Méndez, defensora de Población Desarraigada y Migrante, de la PDH, unidad encargada del análisis.

Los departamentos que menos migrantes tienen son El Progreso, Alta Verapaz y Sacatepéquez, cada uno con el 1 por ciento del total.

El estudio estableció que, en términos generales, quienes emigran a escala nacional son personas jóvenes, entre 18 y 30 años de edad, con un perfil educativo de primaria incompleta o ninguna educación; respecto de su estado civil, los porcentajes están divididos entre casados y solteros. Además, la mala situación económica fue su principal razón para abandonar el país.

Las fronteras de Guatemala con México se han convertido en un colador de personas que van hacia el norte. Muchas de ellas no tienen oportunidad de llegar hasta el límite con Estados Unidos y son capturadas en México, territorio que se convirtió en el principal deportador de guatemaltecos, con 28 mil 340 expulsados en lo que va del año, con lo que supera las expulsiones desde Estados Unidos, que suman 19 mil 457.

Aunque la inmensa mayoría sale del país de forma ilegal, otros muchos, de todas las edades, pueden ser vistos todos los días haciendo largas colas afuera del consulado estadounidense, en busca de una visa de residente para poder salir en forma legal.

Estos guatemaltecos, en su mayoría, persiguen emigrar o reunificarse con familiares que ya se han ido.

Uno de estos casos es el de David, originario de Retalhuleu, quien, después de cuatro años de permanecer en Estados Unidos de forma ilegal, optó por regresar a Guatemala para visitar a su madre.

“Extrañaba mi casa. Yo me fui muy joven, y quería regresar”, contó mientras hacía una larga fila y esperaba por largo tiempo para una entrevista en el consulado estadounidense, a fin de optar a una visa de trabajo y así poder regresar a Chicago, donde residía.

Marlon González, de la Coalición de Inmigrantes Guatemaltecos, explicó que se debe diferenciar entre los dos grandes flujos migratorios guatemaltecos: uno, entre los años 1970 y 1990, meramente resultado de la persecución política, y el posterior a los años 1990 y que aún persiste, el cual es de índole económica.

“Estoy de acuerdo con el perfil actual de la emigración económica más reciente en Guatemala, diferenciada de la del conflicto armado, más política, con unas 250 mil solicitudes de asilo en Estados Unidos”, agregó.

González comentó: “Hoy parece que los niños guatemaltecos solo esperan estar lo suficientemente fuertes para hacer el viaje a Estados Unidos, creyendo que la única salida para una vida digna está al cruzar la frontera”.

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