Por el mismo camino

Diario Sur, MARÍA AUXILIADORA JIMÉNEZ ZAFRA, 18-09-2008

POR el mismo camino. Tras las últimas declaraciones del presidente del Partido Popular, en relación con la percepción de prestaciones de desempleo por parte de la comunidad inmigrante residente en este país, parece que la política del citado partido relativa al fenómeno migratorio sigue estando basada principalmente más en la búsqueda del rédito electoral a través de la confrontación, que en una auténtica visión de Estado y una política de integración. No es nuevo, desde las declaraciones de algún reputado ex ministro popular sobre la bondad de los camareros autóctonos frente a los extranjeros, hasta la propuesta de contratos y tests de integración de la pasada campaña electoral, lo cierto es que cada vez que se habla de inmigrantes (y cuando no se habla también, ya se encargan ellos de sacar el tema) el PP aprovecha para ahondar un poquito más si cabe la fractura que pueda separar a los/as españoles de los de ciudadanos de otros países (extracomunitarios, por supuesto), vinculando de manera más o menos explícita a estos la culpa de parte de nuestros males: inseguridad ciudadana, empeoramiento de los servicios

Estamos en un momento de crisis, es cierto, y la no creación o destrucción de empleo es uno de sus indicadores más dramáticos por lo que de ello se deriva. El trabajo no es sólo un medio de vida, es también el principal factor de integración en nuestra sociedad, sea uno español/a o no. En definitiva, y así lo entendemos desde UGT, un empleo con unas condiciones laborales justas y adecuadas es el mejor instrumento de cohesión y vertebración social, para todos/as, no importa la nacionalidad; y eso es precisamente lo que nos preocupa: el que la presente coyuntura económica no suponga una merma en los derechos laborales y sociales tan difícilmente conseguidos por los trabajadores y trabajadoras en la democracia.

Como cualquier estratega político conoce bien, a la hora de plantearse una reducción del gasto social lo más simple es plantearlo como un problema general cuyo origen está en un colectivo fácilmente atacable. De todos es conocido que el grupo más fácilmente atacable en la Unión Europea es el colectivo de inmigrantes, ya que su vulnerabilidad deriva directamente de su condición de extranjeros, entendidos como ‘extraños’ en nuestro entorno social. Atacar sus derechos laborales y sociales es un planteamiento de fácil utilización por aquellos ‘políticos’ que alardean de defender los derechos de los «autóctonos» recurriendo a métodos populistas propios de otras épocas. Por supuesto, lo que no se dice, y se corresponde con la cara oculta de este tipo de posicionamientos, es que si se producen los recortes que de alguna manera parecen inferirse como necesarios de este tipo de declaraciones, al final, estos afectarían a la totalidad de la clase trabajadora, sean o no inmigrantes.

En Málaga existen en la actualidad unos 38.000 extranjeros y extranjeras extracomunitarios que trabajan y cotizan a la Seguridad Social. Todos ellos y ellas tienen derecho a percibir una prestación por desempleo si tienen la desgracia de perder su puesto de trabajo, como cualquier español/a, pues como cualquier español/a también contribuyen con su esfuerzo a mantener nuestro sistema, todo ello sin olvidar que el objetivo final de la citada prestación es garantizar un mínimo poder adquisitivo que garantice la subsistencia: no se trata de ningún privilegio, es una necesidad. Es cierto que todavía algunos malagueños y malagueñas viajan a Francia a vendimiar, y aunque escasos (apenas unos 200 en toda la provincia), lo cierto es que marchan recordándonos a todos/as tiempos pasados, aún cuando las condiciones en las que lo hacen distan mucho de ser las mismas que aquellas en las que lo hacían nuestros mayores hace cincuenta años, y, como se ha dicho, en número bastante menor. Sin embargo, vincular ambas situaciones, el cobro de prestaciones por desempleo y la emigración a Francia, supone, no sólo un amplio desconocimiento de lo que ambas realidades significan, sino un más que peligroso ejercicio de insidia política que olvida que en este país, como en prácticamente todos los países industrializados, convivimos ya desde hace tiempo gente de distintos orígenes y procedencias, y es misión de cualquier partido político con vocación de gobernar, hacerlo para todos aquellos y aquellas que componen su ciudadanía, sin distinción, y buscando una adecuada convivencia entre ellos.

No parece que el camino emprendido por el Partido Popular sea el más adecuado para conseguirlo. Ahora más que nunca, cuando la situación del mercado laboral y el desempleo se ha convertido en la principal preocupación de todos y todas nosotras, cuando más que nunca es necesario trabajar para paliar los efectos de una situación económica que a todos/as nos afecta, el tratamiento del fenómeno migratorio y su relación con el trabajo ha de ser más cuidadoso si cabe, huyendo de la demagogia y los planteamientos xenófobos, y, sobre todo, del electoralismo fácil, ese que siempre se hace a costa de los mismos. El trabajo no es sólo un medio de vida, es también el principal factor de integración en nuestra sociedad, sea uno español/a o no

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