Ellos no sobran
"Si un negro de Mali que ha salido de un lugar perdido en mitad del desierto, sin hablar ni una palabra de español encuentre un trabajo ¿por qué no un canario?"
Canarias 7, , 12-09-2008El ministro Corbacho ha vuelto a hablar como algunos tememos, señalando al inmigrante como el causante de todos los males de este país. Les ha suministrado un buen trozo de carne fresca para las hienas, que aún son mayoría. Por supuesto, que entre éstas se encuentran los actuales dirigentes de estas islas y su oposición, que calla y permite. Me sorprendió muy favorablemente que, en contra de las tesis del ministro y de su presidente en las islas, el consejero canario Jorge Rodríguez reconociera la importancia de los contratos en origen. Debe vigilar Rivero mejor su retaguardia.
Ya es el segundo consejero que se le sale de madre, porque Inés Rojas, cada vez que puede, aprovecha para marcar una distancia sideral con el resto del gabinete canario. No entiendo por qué seguimos cargando con más prejuicios a estos vagabundos económicos. Por ejemplo, me pregunto cuántos de los 170.000 residentes canarios apuntados a la cola del paro estarían dispuestos a trabajar en, por ejemplo, la flor cortada, durante el tiempo que diste, hasta que encuentren ocupación en su sector. Para trabajar ahí, cada año llegan a las islas cientos de centroeuropeos con contrato. O en el tomate de La Aldea, o en los invernaderos de hortalizas y plátano del sur y norte de Tenerife, o en las fanegadas de La Palma. O en los pocos edificios que aún se construyen, o en los hoteles y restaurantes. Y así, cien ejemplos más.
Me gustaría que se implantase un sistema que obligara al parado a que se incorporara al primer puesto de trabajo disponible, cualquiera que sea el sector. Si un negro de Mali que ha salido de un lugar perdido en mitad del desierto, sin hablar ni una palabra de español y sólo con el esfuerzo de sus manos, puede encontrar y encuentra un trabajo en las islas, ¿por qué no lo hace un canario, de ésos de los que están apuntados al paro? Si se niega, que no cobre la prestación por desempleo. Ya está bien de no querer mancharnos las manos, sudar, ni acatar órdenes de varios y cabreados patrones y, embolsarnos injustamente unos euritos por estar quietos. Vale ya de echar la culpa de nuestros males a los que vienen de fuera. No me parece a mí que sean ellos los que sobren, precisamente.
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