La chispa de la batalla campal

Los amigos del senegalés asesinado en Roquetas afirman que murió por mediar en una pelea

Las Provincias, FRANCISCO GRANADOS, 09-09-2008

Un buen número de antidisturbios de la Guardia Civil vigilaba ayer el barrio de las 200 Viviendas donde el sábado murió apuñalado un senegalés de 28 años mientras decenas de inmigrantes se agolpaban frente a uno de los numerosos locutorios existentes comentando, con cierta indignación, las noticias sobre el suceso que abrían periódicos, boletines de la radio y telediarios.

Ellos lo tiene claro. “No es un asunto de drogas, sino de agua”, era la frase más pronunciada entre los inmigrantes , en su mayoría subsaharianos, mientras mostraban algunas de las portadas de la prensa del día. La Guardia Civil le da credibilidad a esta versión del incidente.

Uno de los extranjeros, Dauda, conocido de la víctima, describe la pelea del sábado: “Echaron por la ventana agua a los muchachos que estaban en la calle. El chico al que mataron estaba hablando en el locutorio y salió para decirles a sus amigos que se fueran, cogió a uno de la mano y los llevó para su casa. Al regresar se encontró con que los del agua habían bajado y uno de ellos le dio la cuchillada”.

Todos los que conocieron a Ousmane Kote, el joven senegalés fallecido, lo defienden como “una persona muy normal, que ni siquiera fumaba, y al que nunca se le había visto con asuntos de drogas”. Precisamente el hecho de achacar la muerte de Kote a un ajuste de cuentas, es lo que más indigna a quienes le conocieron. “No es cierto”, comenta el propio Dauda.

Además, este senegalés denuncia, como otros miembros del colectivo, la pasividad con la que para ellos actuó la Policía Local de Roquetas y los servicios sanitarios: “Tardaron hora y media en llegar y cuando por fin lo hicieron Ousmane se había desangrado totalmente”.

Dauda va aún mas lejos y añade que “cuando llamaron dando cuenta del problema nos preguntaron si el herido era blanco o moreno, no queremos pensar mal, pero pudo ser un tema racista”. Desde Emergencias 112 Andalucía confirmaron que la primera noticia que tuvieron de lo ocurrido fue a las 23.16 horas, aunque los hechos ocurrieron una hora y media antes. Cientos de inmigrantes exigieron ayer frente al Ayuntamiento de Roquetas el esclarecimiento de los hechos y la detención del asesino de Ousmane. “No queremos que este asesinado quede impune”, repetían una y otra vez entre los corrillos.


107 nacionalidades

El autor material del apuñalamiento, un conocido de la policía que sigue en busca y captura, no es de etnia gitana, como en un principio se dijo. Es un payo vinculado sentimentalmente a una gitana. Desde que se produjeron los hechos se dio a la fuga. “Es un barrio que ha atraído a más inmigrantes que cualquier otro, pero no más que el centro urbano de Roquetas. Lo que pasa es que se nota más”. Así define Gabriel Amat, alcalde de Roquetas de Mar, la situación de degradación de las 200 Viviendas. Un barrio que ayer recuperaba la tranquilidad, aunque en el ambiente flotaran los graves incidentes del fin de semana tras la muerte de Ousmane Kote, el joven senegalés de 28 años acuchillado en plena calle cuando mediaba en una pelea. Los servicios municipales de limpieza retiraban los restos de contenedores quemados durante los incidentes del fin de semana, mientras varios electricistas trataban de reponer los daños en el tendido eléctrico junto a las dos viviendas de la calle Gerardo Diego que fueron quemadas. Se trata de un barrio en el hay muchas casas alquiladas que se hicieron hace 30 o 40 años. Eran viviendas baratas que necesitan una reestructuración. El primer edil de Roquetas es consciente de ello, pero replica que “son propiedades privadas, no de un ente oficial y por tanto la obligaciones de los propietarios”.

En este barrio que se construyó para albergar a unas 200 familias conviven a día de hoy más de 6.000 personas provenientes de distintos países. Una convivencia que, según muchos de los colectivos, no es fácil. En la actualidad, el censo de personas residente en Roquetas de Mar es de 82.085 personas, con una población inmigrante de 25.407, lo que representa el 30,95% de los residentes. En el municipio conviven 107 nacionalidades.

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