A mediados de julio, la Ucrif asestó otro golpe en Barajas, este a las mafias de inmigración ilegal: detuvo a cuatro personas, tres paraguayos y un español, que hacían creer a los inmigrantes que tenían controlados los filtros policiales del aeropuerto. El español era un policía jubilado. Les cobraban 3.000 euros a los extranjeros, generalmente paraguayos, que simulaban llegar como turistas cumpliendo todos los requisitos. Les hacían creer que tenían mano entre los filtros policiales y les facilitaban una reserva hotelera que luego cancelaban. Metieron en España de manera ilegal a veinte personas en un año y medio.