14 inmigrantes mueren antes de llegar a Canarias tras dos semanas a la deriva

El cayuco, cuyo motor se averió a las 72 horas de iniciarel viaje, logró alcanzar la costa con 49 supervivientes

El Correo, J. MORENO, 04-09-2008

Catorce muertos y 49 supervivientes es el balance de una nueva tragedia a bordo de un cayuco que arribó ayer a la costa del municipio grancanario de Arguineguín. Los inmigrantes subsaharianos habían partido hace 15 días desde el sur de Mauritania y llevaban 12 a la deriva en alta mar por la avería del motor. Un barco del Servicio de Vigilancia Aduanera avistó la embarcación en torno a las 7.30 horas a unas dos millas de tierra.

La patera llegó con las primeras luces al puerto. En el fondo de la embarcación había 13 cuerpos sin vida. Poco después, se descubrió otro flotando en el mar. Este hallazgo llevó a la Guardia Civil a sospechar que los supervivientes arrojaron a más fallecidos por la borda, extremo que no ha podido ser confirmado por ahora en los interrogatorios a los supervivientes.

De acuerdo al relato de los que llegaron con vida, una avería del motor a los tres días de salir de algún punto del sur del litoral mauritano dejó el cayuco a la deriva. Una travesía que en condiciones normales dura una semana se prolongó hasta los 16 días sin comida ni bebida a bordo. Algunos de los subsaharianos, desesperados por la sed, comenzaron a beber agua de mar, lo que les ocasionó fallos multiorgánicos. Los médicos creen que la ingesta de agua salada es la principal causa de los fallecimientos, aunque habrá que esperar a los datos que arrojen las autopsias que se practicarán en las próximas horas en el Instituto Anatómico Forense a todos los fallecidos.

Siete de los supervivientes fueron trasladados a centros sanitarios con hipotermia y deshidratación leve. No se teme por la vida de ninguno, salvo que surjan complicaciones, según indicaron portavoces de los equipos de rescate.

Buen estado

El resto, 42 personas, se encuentra relativamente en buen estado si se tienen en cuenta las malas condiciones del viaje. La mayoría presenta roces y quemaduras por el sol. Tras llegar a puerto, los subsaharianos recibieron ropa y alimentos y pasaron a prestar declaración en la comisaría de Maspalomas.

Un portavoz de la Cruz Roja comentó que «todos estaban deseando bajarse del cayuco y muy cansados» por la incomodidad de una travesía que se había prolongado mucho más de lo previsto. «Han visto morir a tantos compañeros en una situación que tuvo que ser terrible», valoró el portavoz.

La embarcación fue avistada por la estación del Servicio Integrado de Vigilancia Exterior, que alertó a la patrullera ‘Almirante Díaz Pimienta’. El cayuco fue interceptado hacia las 07.30 horas a unas dos millas del sur de Gran Canaria. Entre los ocupantes de la barca había dos mujeres y, al parecer, no hay menores. La Guardia Civil organizó una operación de rastreo en la zona donde se encontró el cadáver flotando para comprobar si hay más cuerpos sin vida en el agua, pero hasta última hora de la tarde no encontró ninguno más.

300 vidas perdidas

Organismos humanitarios cifran en 300 las personas que han perdido la vida este año en sus intentos de alcanzar las costas españolas. A pesar de esta intranquilizadora cifra, la llegada de inmigrantes ha experimentado un descenso. La caída se nota, sobre todo, en las islas Canarias, donde se ha reducido en un 20% la llegada de subsaharianos sin papeles, sobre todo en verano. De junio a agosto arribaron 2.653 inmigrantes, 504 menos que en la misma época del año anterior.

El ministro del Interior aseguró que España continúa con las repatriaciones de inmigrantes, pero de forma «discreta» porque así lo exigen los países de origen para evitar problemas internos. Alfredo Pérez Rubalcaba señaló que las devoluciones de subsaharianos acarrean «un tremendo coste político» para los gobernantes de esas naciones que deben afrontar las críticas por aceptar la expulsión de España de sus compatriotas. El titular de Interior admitió en Punto Radio que, en ocasiones, adoptar la decisión de expulsar a personas que han llegado de forma irregular es «dramática», pero «no hay más remedio» que hacerlo para evitar el efecto llamado que se generaría si no se produjeran las deportaciones.

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