Un cayuco con 14 inmigrantes muertos llega a Canarias tras 12 días a la deriva

El País, EVA MARRERO, 04-09-2008

La última tragedia de la inmigración clandestina llegó ayer en un cayuco al sur de Gran Canaria. A bordo viajaban 46 inmigrantes en compañía de los cadáveres de 13 compañeros. Poco más tarde fue hallado en el mar el cuerpo de otro de los pasajeros. Todos eran subsaharianos. Los supervivientes afirmaron que habían zarpado de Mauritania hace 12 días. Es la embarcación con más muertos a bordo que ha llegado a las costas españolas.

El cayuco fue interceptado por la patrullera Almirante Díaz Pimienta, de la Guardia Civil, a las 7.40, a unas cinco millas (apenas 9 kilómetros) de la costa. Había olas de hasta dos metros. Cuando acabaron de transbordar a los supervivientes, los guardias civiles pusieron rumbo hacia el puerto de Arguineguín, en el municipio de Mogán. La patrullera remolcaba el cayuco, en cuyo interior 13 cuerpos sin vida, agarrotados, semidesnudos, flotaban sobre los restos de agua, vómitos, combustible y orines.

En el muelle, algunos de los supervivientes fueron capaces de contar algunos detalles de su viaje a los efectivos de la Cruz Roja y del Servicio de Urgencias Canario que les atendieron.

Según estas primeras versiones, habían zarpado desde Mauritania, el sistema de localización por satélite (GPS) no les guió adecuadamente, se perdieron varias veces. Finalmente, una avería en el motor les hizo pasar mucho tiempo a la deriva. Por eso han tardado tantos días en completar una travesía que otros hacen en tres o cuatro jornadas.

También aseguraron que no habían arrojado ningún cadáver al mar, como temió la Guardia Civil tras hallar un cuerpo flotando a siete millas de la costa. Aún así, una patrullera peinó la costa de Gran Canaria, por si hubiera más víctimas.

Los 14 fallecidos son varones y adultos. Entre los supervivientes hay dos mujeres, y se encuentran en buen estado de salud. Siete hombres presentaban peores condiciones físicas y fueron trasladados a varios centros sanitarios, con síntomas de hipotermia y deshidratación.

La duración de la travesía hizo que los inmigrantes se quedaran sin víveres ni líquidos, por lo que se vieron obligados a ingerir agua salada.

“A las duras condiciones del mar hay que sumar el estado en el que se encuentran estas personas en su propio continente”, aseguró a pie de muelle Juan Antonio Corujo, coordinador del Equipo de Respuesta Inmediata en Emergencias (ERIE) de la Cruz Roja. Por la experiencia acumulada durante varios años intentando rescatar del umbral de la muerte a personas que logran llegar a las costas canarias, Corujo interpreta que “muchas de ellas probablemente llevan meses y años deambulando, buscando mejorar su vida, pero deteriorando su estado de salud. Afrontan el viaje en cayuco ya sin la misma fortaleza que poseen en sus lugares de origen y ponen más en riesgo su vida”.

Cinco de los evacuados fueron trasladados a dos hospitales de Las Palmas de Gran Canaria y otros dos a centros de salud del sur de la isla. Cuando se recuperen y reciban el alta, tendrán el mismo destino que los otros 39 supervivientes: primero irán a la comisaría, donde la policía intentará identificarles; después, serán llevados a un centro de internamiento de extranjeros, donde permanecerán un máximo de 40 días; por último, serán repatriados o, si esto no es posible, serán trasladados a la Península y puestos en libertad con una orden de expulsión que les impedirá trabajar legalmente en España.

Los vecinos de la apacible y marinera aldea de Arguineguín están acostumbrados a recibir pateras y cayucos. Además de los medios de comunicación, apenas diez personas se acercaron al cordón policial que impedía el paso para interesarse por lo sucedido. Un par de niños montaban en bicicleta, ajenos a los 14 cuerpos cubiertos por una manta roja que esperaban en el muelle ser trasladados al Instituto Anatómico Forense.

“Esto no ha sido ni noticia en el pueblo. En un par de frases comentamos que qué pena eso de los 14 chicos muertos, pero poco más. La gente ya no se inmuta”, dice Francisco Jiménez, secretario de la Cofradía de Pescadores, cuya sede está apenas a unos metros del muelle. Él fue uno de los testigos de la llegada del cayuco.

A la una de la tarde, el muelle ya había recuperado su tranquilidad habitual. El hospital de Cruz Roja estaba siendo desmontado, y las ambulancias y los furgones de los servicios funerarios se habían marchado.

Por la tarde, un avión de Salvamento Marítimo avistó otro cayuco, con un 73 inmigrantes, a 59 millas al sur de Tenerife. Dos embarcaciones de Salvamento Marítimo partieron a su encuentro y la embarcación, con 10 menores a bordo, llegó a puerto pasadas las 22.00.

En Andalucía fueron localizadas otras tres embarcaciones. Una de ellas, con 39 inmigrantes, se hallaba a 50 millas al sur de la localidad granadina de Motril. Otra, con 18 argelinos, fue interceptada 21 millas al sureste de Cabo de Gata (Almería). Y otra más logró tocar tierra en el municipio de Carboneras, también en Almería. Anoche, la Guardia Civil había detenido a 14 de sus ocupantes (todos ellos magrebíes y entre los que puede haber cuatro menores) y rastreaba la zona en busca de otros irregulares que pudieran haberse escondido en los alrededores.

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