«No es normal que la lengua de un barrio sea el árabe, tampoco que lo sea el castellano»
ABC, 30-08-2008JOB VERMEULEN
Àngel Colom, en la Fundación Catalanista y Demócrata Trias Fargas
NATALIA ARAGUÁS
BARCELONA. – Cataluña supera el millón de inmigrantes. ¿Es posible absorberlos en tan poco tiempo?
- Ha de serlo. El primer reto que tiene Cataluña como país es la integración de los inmigrantes, por encima de cualquier otro. Esto interpela a todos, instituciones, partidos, sindicatos y sociedad civil. Es un reto transversal.
- ¿Qué entiende usted por integración?
- Primero que conozcan Cataluña, que sepan donde están. Que poco a poco aprendan la lengua propia del país, que se incorporen a la actividad cultural, que hagan aportaciones. Que conozcan los valores de aquí y se sientan vinculados. Que tengan la vocación de dejar de ser inmigrantes y convertirse en nuevos catalanes.
- ¿Les preocupa el aprendizaje del catalán?
- Todos los que siguen el curso escolar, ya lo aprenderán. Pero los adultos, que son la mayoría, han venido a trabajar, a menudo poco cualificados. Con éstos hemos de procurar que el compromiso sea mutuo. Cataluña ha de poner en marcha los mecanismos para que conozcan la lengua, que también será un ascensor social para ellos.
- ¿El catalán está dejando de ser la lengua del pueblo?
- En absoluto, en la actualidad un tanto por ciento elevadísimo, el 90% según las estadísticas, sabe hablarlo. Yo he ido a bastantes sitios y en todos me reclaman más clases de catalán, los inmigrantes van a apuntarse y les dicen que no hay, el Consorci no da abasto. Hacen falta más recursos.
- Con la primera ola migratoria, ¿se hizo bien?
- La integración social se hizo muy bien. La lingüística y cultural, depende. En todo caso, hemos de procurar mejorarlo.
- ¿En qué aspectos?
- En los años 60 el país no tenía herramientas para evitar que se creasen guetos. Cataluña vivía el final del franquismo, la Generalitat estaba en el exilio, los ayuntamientos no tenían casi margen de maniobra. Muchos inmigrantes fueron a vivir en los mismos sitios, eso complicó la integración. Ahora hemos de intentar hacer ósmosis, urbanísticamente hablando. Eso que pasó hace cuarenta años no debería volver a pasar y aún pasa.
- Eso le iba a decir.
- Yo espero que el Pacto Nacional para la Inmigración se acelere, es urgente. En el ámbito de la integración escolar, por ejemplo. No puede ser que una escuela tenga el 80% de alumnos extracomunitarios. Ahora mismo, los ayuntamientos son los más activos en la integración, pero hace falta una planificación nacional catalana lo antes posible. Se ha de repartir, esponjar, mezclar a la gente.
- Pero los inmigrantes van a vivir a los mismos barrios que antes. Y el Pacto para la Inmigración en materia urbanística no se mete…
- Se habla de una voluntad, que luego se ha de traducir para que quien tiene competencias actúe.
- ¿Una voluntad de qué?
- De evitar concentraciones. – ¿Con qué medidas?
- La Ley de Acogida precisará este tema, según tengo entendido. No es normal que la lengua de uso social de un barrio sea el árabe, como tampoco que lo sea el castellano. Hay barrios en Cataluña que parecen Tánger o Tetuán. Y estás en Terrassa. En otras ciudades, como Badalona y Hospitalet, Barcelona mismo, parecen Andalucía. Tampoco es exactamente lo mismo. Esto se ha de cambiar.
- ¿Cómo?
- No nos hemos de contentar diciendo pasa esto y pasa. Los políticos estamos para transformar en bien las cosas. Desde el think tank de la Fundación, que es donde puedo actuar yo ahora, estamos para decir: detectamos esto, no vamos bien. Si ahora tenemos competencias urbanísticas y no las ejercemos, seremos responsables. Hemos de corregir todo lo que falló en el primer proceso.
- ¿Qué receta dan, desde la Fundación Trias Fargas?
- Hemos puesto en marcha un proceso de obertura del catalanismo político. Abrir las puertas de Cataluña de par en par para que los recién llegados se incorporen. Aplicar la Casa Gran del catalanisme, definida por Artur Mas, en este ámbito. Queremos integrarlos, no como en otras formaciones donde a menudo priman intereses electoralistas.
- ¿En cuáles, diría usted?
- Indirectamente, ya sabes a quien me refiero. Los socialistas y el PP están instrumentalizando las nuevas migraciones. En vez de integrarlos en Cataluña, los integran en sus formaciones. Hay maniobras.
- ¿Concederles el voto en las municipales, por ejemplo?
- No es una jugada inocente, ¿por qué tanta prisa? Ahora bien, no seré yo quien se oponga a que una persona que trabaja en Cataluña pueda votar.
- ¿Entonces?
- El problema de Cataluña es que no tiene las competencias en muchos campos, es un handicap. Hablamos de cosas donde en realidad no tenemos mecanismos para incidir. Cataluña debería tener el derecho de otorgar la ciudadanía. Entonces podríamos aplicar el compromiso de integración. Mientras sea el Estado quien gestione los flujos migratorios, la Generalitat tiene poca fuerza y el Pacto Nacional a menudo queda cojo. Reivindicamos que Cataluña tenga la totalidad de competencias en inmigración.
- Entretanto, los inmigrantes adquieren la ciudadanía española
- No sólo eso, el Estado tiene todos los mecanismos. Aquí hay además un agravio comparativo. El PSOE está otorgando la nacionalidad en dos años a sudamericanos y filipinos. En cambio, el resto debe esperar diez años. Es un agravio comparativo.
- Y de la actuación de la Secretaría para la Inmigración, en manos de ERC, ¿qué opina?
- Globalmente va bien. En cambio al gobierno español, ya sea PSOE o PP, en parte ya les va bien mantener a según que gente en guetos, es una manera de utilización electoral como cualquier otra. Y no debemos hacer como en Gran Bretaña, multiculturalidad pero cada grupo viviendo separado. Eso no es un buen sistema de integración.
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