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La esclava en el poder

La Vanguardia, ROBERT MUR - Buenos Aires. Corresponsal , 29-08-2008

Asus 46 años, Margarita Mbywangi se ha convertido ya en la figura más emblemática de la Administración del nuevo presidente de Paraguay, Fernando Lugo. No tiene rango ministerial, pese a que la prensa extranjera la llama “ministra de Asuntos Indígenas”. Sin embargo, Mbywangi no necesita ese título para ostentar el liderazgo moral. Es la india que llega más alto en la política paraguaya, como presidenta del Instituto Nacional del Indígena (INDI).

Desde que se conoció el nombramiento de Mbywangi – semanas antes de la toma de posesión de Lugo el 15 de agosto- sus largas trenzas negras y su indumentaria indígena han simbolizado el cambio en Paraguay. Su presencia en cualquier acto es recibida con fuertes aplausos y muestras de afecto, que sólo supera el propio presidente Lugo.

No obstante, el efecto Mbywangi se multiplicó por mil cuando el 17 de agosto acudió al Palacio de López para mantener la primera reunión oficial con Lugo. A la salida, Mbywangi desveló a la prensa su historia más íntima, oculta y escabrosa. “Los blancos me raptaron en la selva y fui vendida varias veces a familias de hacendados”, declaró ante la estupefacción de los periodistas. Contaba cuatro años cuando sus padres fueron asesinados, ella fue secuestrada, y convertida en esclava. obligada a trabajar como criada para varias familias potentadas, explicó Margarita.

“A medida que iba creciendo, mis amos me decían que yo era indígena; no conocía el significado de la palabra pero leyendo y leyendo me enteré que soy hija de la tierra, hija de la selva, una hija de la historia de este país”, continuó Mbywangi, aclarando que no guarda rencor a sus patronos porque “gracias a ellos pude aprender a leer y escribir para conocer otro mundo diferente”.

Aunque en Paraguay la esclavitud fue abolida en 1844, en la práctica continuó durante largos años bajo el nombre de “criadazgo”, e incluso hoy sigue vigente, ya que muchas madres pobres se ven obligadas a entregar a sus hijos para que sirvan como criados a familias, a cambio de su manutención.

A los 20 años, Mbywangi decidió buscar sus orígenes. “Encontré a mi gente en la comunidad Chupapou”, en el departamento de Kanindeyú, a unos 600 km. al norte de Asunción.

Mbywangi, auxiliar de enfermería, fue nombrada cacique de su tribu a los 30 años y fue candidata a senadora por el movimiento indígena Tekojoja. Casada según las normas de su etnia y con tres hijos, paradójicamente Mbywangi ha encontrado rechazos a su nombramiento entre los caciques de otras etnias, que han manifestado sentirse desplazados por una aché que, a la vez, es mujer, en un país tradicionalmente machista. Los sucesivos gobiernos del Partido Colorado mantuvieron divididos a los distintos pueblos indígenas a base de otorgar y quitar subvenciones. “Ya no queremos más limosnas”, dijo Mbywangi el día de su toma de posesión, antes de dar las gracias a todos sus antepasados, empezando por sus padres.

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