LUIS SARRIÉS SANZ

El valor intangible de la inmigración

Diario de Navarra, LUIS SARRIÉS SANZ ES CATEDRÁTICO DE SOCIOLOGÍA DE LA UPNA, 29-08-2008

L A inmigración no deja de ser un tema recurrente. Unas veces por el porcentaje que representa en el cómputo de la población total, que en Navarra representa en torno al 10%. Otras por las ayudas que el Gobierno foral concede a municipios, mancomunidades y agrupaciones intermunicipales para que atiendan a la integración de los extranjeros. 1,4 millones ha otorgado este año para acciones de acogida, empleo, igualdad, salud etc.. .

En los últimos meses se habla del porcentaje tan elevado de los afectados por el desempleo. En un año, el número de parados inmigrantes ha crecido un 53,8%, situándose en 258.365 en el estado español. Esta misma semana conocíamos también que el número de matriculados extranjeros en la enseñanza no universitaria supone en Navarra el 9,7%. Prácticamente, uno de cada diez alumnos matriculados es extranjero.

Por desgracia, la inmigración llena, periódicamente, la cabecera de los medios presentando otro rostro, el rostro de la violencia, las violaciones, el ajuste de cuentas o el asalto a viviendas. Y el rostro también de los que llegan moralmente hundidos a nuestras costas. Por eso la inmigración es algo que preocupa a los españoles y que, en algunas comunidades, hace que los ciudadanos la perciban como uno de los problemas más importantes de nuestra sociedad. El Euskobarómetro, por ejemplo, indica que la inmigración ocupa el sexto lugar entre las preocupaciones de los vascos. Desde esta perspectiva general, el gobierno de Zapatero ha considerado oportuno desarrollar incentivos para que los inmigrantes extracomunitarios en paro retornen a su país de origen. Evidentemente, los inmigrantes, que saben de riesgo y de lucha por una vida mejor, han dicho que no están dispuestos a volver atrás.

A pesar de las informaciones, con un sesgo más o menos negativo del fenómeno de la inmigración, son muchas las razones que nos obligan a pensar que los inmigrantes constituyen un valor intangible, un capital humano, muy importante y que no sabemos apreciar debidamente.

En primer lugar, los españoles olvidamos que tenemos un serio problema demográfico. Nuestros índices de natalidad son de los más bajos de Europa. Es un problema que afecta, sobre todo, al sur de Unión Europea. Los españoles, italianos, portugueses y griegos no pasan de 1,4 niños por mujer, lo que hace imposible la reposición demográfica. Francia ha conseguido superar el número de 2 hijos por mujer. Sus perspectivas son relativamente buenas. Incluso los países nórdicos han mejorado en los últimos años. En España, este gravísimo déficit demográfico, se está cubriendo con los hijos que aportan los inmigrantes. Ver que las aulas de muchos centros docentes de pueblos con altos índices de envejecimiento, se llenan gracias a los inmigrantes, es un motivo para la alegría. Es de esperar que estos niños no se vayan, que se queden con nosotros y que se integren en nuestra sociedad. Ellos garantizan nuestro futuro.

Los inmigrantes no solo aportan refuerzos poblacionales para que la sociedad no entre en un declive demográfico de graves consecuencias. Durante los 10 años (1996-2006) que ha durado el milagro económico español, los inmigrantes han constituido un pilar imprescindible. Es verdad que se han ubicado, en buena medida en el sector de la construcción, ahora en fuerte crisis. Los vemos también en las duras tareas agrícolas o del sector servicios. Y ellos siguen ahí, generando riqueza y ocupando los puestos de trabajo que no quieren asumir los nacionales, sometidos a la temporalidad laboral, a la incertidumbre y con frecuencia a la explotación

Por otro lado, gracias a los inmigrantes, la mujer Navarra ha podido incorporarse plenamente a la sociedad, mediante el trabajo. Miles de mujeres, muchas de ellas altamente cualificadas, han podido trabajar, tener familia o conciliar el trabajo profesional con la atención a los hijos, gracias a la presencia de mujeres inmigrantes. Y más allá de la conciliación familiar, gracias a los inmigrantes los servicios sociales están cubriendo una parte importante de sus prestaciones materiales, como la compañía a dependientes.

Los expertos señalan otra ventaja importante de la inmigración. Es el valor que aportan como innovadores y emprendedores. Nuestra sociedad tiene un déficit importante en creatividad e innovación empresarial. El joven navarro no es emprendedor. Le apetece más encontrar un buen puesto en empresas existentes o en la administración. Pero los inmigrantes llevan en su sangre el espíritu del riesgo. Tuvieron que arriesgar para pagar su pasaje y llegar a Europa. O tuvieron que arriesgar subiéndose a una patera, sin saber cuál era su destino final. Una vez que están entre nosotros, quieren trabajar, necesitan enviar dinero a sus casas, quieren apostar por iniciativas que les permitan desarrollar el proyecto personal y familiar que les llevó a abandonar su país. Muchos tienen una buena cualificación profesional, e incluso universitaria. En definitiva, aportan a nuestra sociedad de baja intensidad innovadora, algo que nos hace falta: capacidad para arriesgar y crear empresas.

Es hora de que aceptemos plenamente a los inmigrantes y dediquemos a su integración social por lo menos el mismo esfuerzo que ellos han hecho para que tengamos el grado de desarrollo, de bienestar y de garantía de futuro imposible de alcanzar sin su presencia. euros para 1 año.

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