REPORTAJE

Un trágico rescate y muchas dudas

Una mujer asegura que su marido y sus tres hijos murieron con otro medio centenar de inmigrantes antes de que su patera fuera localizada en alta mar

El País, JUAN DIEGO QUESADA, 27-08-2008

No podía andar, era incapaz de sostenerse en pie. “He perdido a mis tres hijos y mi marido”, dijo al personal de Cruz Roja, en mitad de una fuerte crisis de ansiedad. La mujer, de origen subsahariano y unos 30 años, viajaba en una patera que fue rescatada el lunes en el mar de Alborán con 25 sin papeles a bordo. Los únicos supervivientes, según relataron, de una travesía que había comenzado tres días atrás con alrededor de 70 inmigrantes a bordo. Los propios supervivientes no se pusieron de acuerdo sobre cuántos compañeros habían perdido en el camino. Por separado, y ante la policía de Málaga, ofrecieron cifras muy dispares tanto del número de muertos, como de los días que llevaban en el mar. Tampoco aclararon de qué murieron sus compañeros.

El buque de carga Isla de los Volcanes, que cubre la ruta entre Melilla y Málaga, navegaba el lunes a 12 nudos por hora cuando a las 16.04, el segundo oficial a bordo, Jesús Ortiz, vio con sus prismáticos una embarcación semihundida a 33 millas de la costa africana, entre Melilla y Almería, y dio la voz de alarma. “Fue un milagro que pasásemos por allí”, cuenta el capitán, Miguel Castanedo. “Era un momento desesperado, no hubiesen llegado a la noche en esas condiciones”.

En el interior de la patera, de apenas siete metros de eslora, viajaban 21 subsaharianos, sin agua ni alimentos. A su lado, otros cuatro que habían caído al mar, se aferraban a una tabla de madera y un bidón de gasolina. La embarcación iba a la deriva. Castanedo situó el buque a la altura de la patera. Entre el segundo oficial y tres marineros subieron a bordo a los 25 inmigrantes. Según relataron, ellos mismos tuvieron que arrojar al mar a los que no superaron la travesía.

Los técnicos de Salvamento Marítimo creen que la patera, muy pequeña para tanta gente, y con un motor de 70 caballos, partió de Marruecos y se dirigía a la costa de Almería. El problema, sospechan, es que el timón se dobló y la embarcación comenzó a dibujar en el mar un gigantesco arco de cientos de millas que la alejaba de tierra.

Salvamento Marítimo no llegó a intervenir en el rescate. El Isla de los Volcanes navegó con los inmigrantes en su bodega los 133 kilómetros que le separaban del Puerto de Málaga, donde fueron atendidos por un equipo de 35 personas de Cruz Roja. Tres de los sin papeles fueron trasladados al hospital con fiebre y dolores abdominales y dados de alta horas después. El resto pasó la noche y todo el día de ayer en los calabozos de la comisaría provincial.

Entre los 25 náufragos hay cinco menores. Los adultos serán repatriados, aunque aseguran que son de países tan dispares – como Suráfrica, Chad, Ruanda, Eritrea o Kenia – como sus propios relatos sobre la tragedia. En otras ocasiones, el Gobierno ha concedido permisos de residencia extraordinarios a los supervivientes de alguna travesía mortal. De momento, ningún equipo español va a salir a buscar posibles cadáveres. La policía de Málaga se limitó a enviar ayer un fax a la policía marroquí – el rescate se produjo en sus aguas jurisdiccionales – para informarles del naufragio.

Al capitán Castanedo le cuesta creer que el relato de los náufragos que ha rescatado no sea verdad: “Estaban destrozados, nadie miente en esos momentos. Habían pasado un infierno”.

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