El trágico goteo de víctimas de la violencia doméstica parece imparable. En apenas 24 horas en número de mujeres asesinadas por sus parejas o ex compañeros asciende a tres después de que un hombre ecuatoriano matara a tiros a su mujer, de la misma nacionalidad, en una casa de campo de la localidad valenciana de Onteniente. Después, se suicidó con la misma escopeta que había utilizado segundos antes. Blanca tenía 42 años, su verdugo, Mauricio, 38.
El trágico episodio se produjo entre las seis y las siete de la tarde del lunes en la vivienda que la pareja poseía en la zona conocida como Camino de la Pólvora. Con ellos residía el hijo de ambos, de ocho años, que se encontraba jugando en el domicilio de un vecino en el momento del suceso. Según relató posteriormente, al oír los disparos el niño salió corriendo a su casa y regresó asegurando que sus padres estaban muertos, algo que el vecino pudo comprobar personalmente antes de avisar al 112.
El pequeño fue atendido desde el primer momento por una psicóloga municipal, tras la llegada primero de la Policía Local y posteriormente de la Guardia Civil, que se ha hecho cargo del caso. Mientras, expertos de la Generalitat y Cruz Roja ayudan al resto de familiares de la mujer fallecida.
La pareja regentaba un bar y, según varios testimonios, atravesaban dificultades económicas. Convivían desde hace diez años y tenían dos hijos de relaciones anteriores, aunque estos no vivían en la casa. La mujer no había interpuesto denuncias previas.
Las banderas del Ayuntamiento de Onteniente ondean a media asta desde que se tuvo conocimiento del asesinato. Medio centenar de vecinos se concentraron ayer en silencio a las puertas del consistorio en señal de duelo y repulsa por la muerte violenta de Blanca. Entre ellos estaba Tatiana, de 21 años e hija de la fallecida, sumida en el llanto. La víctima tenía un segundo hijo, varón, de 19 años y militar.
Por celos
Amigos de la pareja ecuatoriana apuntan a los celos como la causa que podría haber llevado a Mauricio a disparar a la mujer para luego suicidarse, aunque aseguran que ambos eran «buenas personas». Como explicó uno de ellos, Blanca le había contado recientemente que su compañero «creía que ella estaba con otro» y que le cogía el teléfono móvil para comprobar las llamadas que tenía registradas.
En España la tasa de mujeres inmigrantes asesinadas por sus parejas es hasta seis veces mayor a la de las españolas, según Amnistía Internacional. A su vez, el Observatorio de Salud de la Mujer revela que las extranjeras tienen un 20% más de posibilidades de morir por casos de violencia machista. En lo que llevamos de año, 19 de las 41 mujeres muertas procedían de otros países. Entre las causas para justificar este elevado porcentaje, las ONG citan la falta de redes familiares y sociales de apoyo, la dependencia económica de sus agresores y la desconfianza en las instituciones, que se acentúa en el caso de aquellas que carecen de papeles.
Acreditar la condición de víctima a través de una denuncia o una orden de protección necesarias para acceder a centros de acogida son algunos de los obstáculos administrativos más importantes para las afectadas. Diferentes organizaciones reclaman un cambio en la Ley de Extranjería que resuelva está situación, de forma que las inmigrantes reciban un permiso de trabajo aparejado a las autorizaciones de residencia derivadas de estas denuncias.
La delegación del Gobierno para la violencia de género ha explicado que el aumento de estas de agresiones es habitual en verano. La desaparición de la rutina, el aumento en el tiempo de ocio y la ausencia de horarios de trabajo influyen en este trágico repunte.