Los agentes de la Guardia Civil que patrullaban por el Estrecho de Gibraltar en la madrugada de ayer debieron de quedarse atónitos cuando, a unas dos millas y media de Punta Acebuche (Algeciras), divisaron una embarcación hinchable de un metro de eslora, uno de esos juguetes que puede verse en cualquier playa gobernada por un niño, pero ocupada en este caso por dos hombres adultos de origen magrebí que, con sendos remos, se afanaban por llegar a la costa española.

A los dos tripulantes de la embarcación, ya en tierra, se les aplicó la ley vigente y fueron devueltos a Marruecos unas horas después de haber sido detenidos.

Gracias al SIVE (Servicio Integrado de Vigilancia Exterior), atrás quedan ya aquellas mañanas en las que las playas de Algeciras, Tarifa y Barbate amanecían sembradas de ropa mojada marcando el rastro hasta una lancha neumática varada en la orilla.

Ahora, las fórmulas utilizadas por la inmigración clandestina procedente de Africa en su afán por alcanzar la costa española exigen más imaginación, pero también conllevan más riesgo.

Por ejemplo, el verano pasado fueron interceptadas varias motos de agua, la mayoría con dos ocupantes a bordo. También una tabla de surf, con un ciudadano marroquí sobre ella. Otra forma de intentar llegar a Europa es fabricar una embarcación con cámaras de neumáticos de camines y tablas. El pasado 13 de junio, la Guardia Civil detuvo, a unas cinco millas al sur de Tarifa otras dos lanchas de juguete ocupadas por 10 hombres procedentes de Marruecos.