La reagrupación familiar sufre un brusco frenazo del 40% en Catalunya

El Periodico, ANTONIO BAQUERO, 08-08-2008

El boom de las reagrupaciones familiares de inmigrantes parece haber pasado. Por primera vez desde hace una década, se observa una interrupción en su evolución creciente, es más, se ha registrado un frenazo inesperado. Ese brusco parón ha dejado fuera de juego las previsiones del Gobierno, que había previsto que el intenso flujo del 2006 y el 2007 se mantendría y que llegó a cuantificar en 1.050.000 las personas reagrupables por los inmigrantes en España.
Sin embargo, según la secretaria de Estado de Inmigración, Consuelo Rumí, en lo que va de año se han tramitado en toda España 52.000 solicitudes de reagrupación familiar, lo que supone el 19% menos que en los primeros seis meses del 2007, cuando se gestionaron 64.080.
El parón es mucho más significativo en Catalunya, donde la cifra de reagrupaciones aprobadas ha caído el 39%: en el primer semestre de este año, se aprobaron 16.467 solicitudes, mientras que en el periodo del 2007 fueron 26.919, es decir, aproximadamente unas 10.500 menos.
Dos son los motivos de este descenso. Por una parte, tal y como constatan los abogados de extranjería, la explosión de reagrupaciones solicitadas por las personas que regularizaron su situación en el 2005 ya ha pasado. “La mayoría de aquellos que querían reagrupar a sus cónyuges e hijos ya lo han hecho”, explica Concha Par, abogada experta en trámites relacionados con la inmigración y miembro de la Asociación Catalana de Profesionales de la Extranjería (ACPE). Par precisa que el aluvión de reagrupaciones se produjo en el 2006 y el 2007, cuando la mayoría de los que regularizaron sus papeles en el 2005 cumplieron el año de residencia legal necesario para solicitar ese trámite.

NO ES UN BUEN MOMENTO
Además, los que aún no han reagrupado a sus familiares ahora se lo piensan más. La crisis económica ha hecho que muchos inmigrantes perciban que no es un buen momento. “Aquellos extranjeros que se han quedado en paro ya ni se lo plantean. Y los que tienen trabajo sienten que la situación es más precaria, que pueden perder el empleo o tener problemas para pagar el piso, así que prefieren seguir mandando dinero a su país de origen antes que traer a sus familiares”, cuenta un mediador social marroquí de Terrassa. Asegura, incluso, que muchos marroquís mandan a los hijos a su país. “Creen que no es lo mismo mantener aquí a los niños que en Marruecos”, añade.
La oficinas de Extranjería del Gobierno también ha constatado ese descenso en las solicitudes, que se produce en un momento en que se deniegan más reagrupaciones. El incremento de rechazos obedece a que la crisis ha precarizado las condiciones laborales de muchos inmigrantes, que en el momento de solicitar la reagrupación se encuentran en paro o bien presentan contratos laborales de pocos meses y con salarios bajos. Además, la Subdelegación del Gobierno en Barcelona ha anunciado que ha elevado el nivel de exigencia sobre todo en lo que respecta a las condiciones de la vivienda de la persona que hace la petición.

SOPESAR ALTERNATIVAS A
ello hay que añadir que muchas familias que habían logrado reagruparse se han separado de nuevo con la vuelta a su país de varios miembros del hogar. Es el caso del colectivo rumano, que está explorando las oportunidades que hay en su país de origen para decidir si regresan. “Muchos padres han dejado a su familia en España y aprovechan las vacaciones de verano para ir a Rumanía a ver có –
mo está el mercado laboral. Si hay ofertas y cuánto pagan”, explica Diana Dinu, de la asociación de mediadores rumanos Quorum.

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