Cuando la palabra crisis ni siquiera asomaba en la conversación de los españoles, ya existía el programa de retorno voluntario para extranjeros, financiado por el Ministerio de Trabajo y gestionado por varias ONG. Estaba y está dirigido a inmigrantes que querían volver a sus países y no contaban con los medios económicos para hacerlo. Se trata de un programa voluntario para el que sólo se piden dos requisitos: encontrarse en situación de carencia y vulnerabilidad y tener una permanencia en España no inferior a seis meses.
Los datos de las ONG evidencian que son muchos los que están dispuestos a volver a casa. Son cifras parciales pero elocuentes. Así, mientras en 2003 sólo 604 extranjeros se acogieron al programa y 1.184 lo hicieron el año pasado, hasta ahora sólo la Organización Internacional de las Migraciones tiene sobre su mesa 1.800 solicitudes en lista de espera para acogerse a la iniciativa. En mayo la OIM ya había agotado el presupuesto asignado para todo 2008. El delegado en Madrid de la OIM, Manuel Pombo, explicó ayer que el año pasado incluso les sobró dinero, pero la crisis está pasando una factura alta a muchos extranjeros, informa Efe.
No son los únicos datos reveladores. Cruz Roja Española gestionó en 2007 la repatriación voluntaria de 447 personas. En lo que va de año, ya han retornado ayudados por esta ONG o están a punto de hacerlo 547 personas y sobre la mesa de quienes tramitan las peticiones se acumulan otros 150 expedientes que, como mínimo, afectan a unas 300 personas. Sus responsables creen que si el ritmo se mantiene la medida afectará a más de un millar. El Ministerio había presupuestado una partida global de 1.894.321 euros que, a la vista de las cifras, será insuficiente.
El proceso de retorno se hace en cuatro fases: asesoramiento, tramitación documental, apoyo económico para costear el viaje y asentarse en el país, y seguimiento de la situación de los que vuelven.
Las ONG suelen proporcionar el billete de avión, los gastos del tránsito e imprevistos, una provisión de ayuda para el viaje de 50 euros por cada miembro, hasta un máximo de 400, y otra adicional que oscila entre los 400 y los 1.400 para toda la familia.
Hasta ahora quienes más optaban por volver, pese a ser una vía minoritaria, eran los bolivianos, los argentinos, los colombianos, los ecuatorianos y los brasileños, seguidos por rumanos y chilenos.
Con la crisis asomada en todos los hogares y especial incidencia en los extranjeros, el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, recogió la idea para aquellos inmigrantes que se han quedado en paro, si bien hace unos días reconoció que el plan de retorno voluntario de inmigrantes en situación de desempleo no es «la gran medida» ni permitirá que se vayan todas las personas que están en paro en España. Según el ministro, este programa facilitará el retorno de entre 10.000 y 15.000 extranjeros no comunitarios que están desempleados.
«Nuestro cálculo es que, sobre una base de 100.000 personas en paro procedentes de los 19 países con los que tiene convenio España, calculamos que entre un 10 y un 15 por ciento podrían acogerse a ese decreto». La fórmula pasa por capitalizar el subsidio de desempleo, pero no se descartan otro tipo de ayudas.