Locutorios, con las horas contadas

ABC, ÁNGEL MARÍN-Barcelona, 05-08-2008

«Aquí entra gente de todo el mundo, también españoles…», afirma Mohammed Haron, propietario de un locutorio en la calle de La Paz de Santa Coloma de Grament. Pese a que es medianoche, las seis cabinas del pequeño local de Mohamed están ocupadas por inmigrantes la mayoría hispanoamericanos que buscan contactar, a veces por necesidad y a veces por puro desahogo, con la familia o con los amigos que dejaron en sus países de origen.
Cada día pasan unas 250 personas por el locutorio, pero Mohammed teme por el futuro de su negocio porque «el Ayuntamiento me ha denegado el permiso para instalar más cabinas y poner internet porque la calle es muy estrecha». El propietario del establecimiento de telecomunicaciones, que abre de 09.00 de la mañana hasta las doce de la noche, todos los días de la semana, asegura que tras la negativa municipal se esconden intereses políticos y no urbanísticos. «El alcalde no quiere más locutorios ni extranjeros en Santa Coloma», afirma.
Mohammed montó en 2003 su establecimiento de telecomunicaciones en un enclave multiétnico que, en los años sesenta, forjaron los andaluces, y que ahora venden sus casas y negocios (bares, supermercados, peluquerías, carnicerías) a chinos, paquistaníes, hispanoamericanos, marroquíes… El barrio del Fondo es hoy lo más parecido a una pequeña «Naciones Unidas de los pobres» porque por sus calles y plazas pasean ciudadanos de hasta 40 países diferentes.
Mohammed Haron, que llegó en 1991 a Santa Coloma de Gramenet, procedente de Blangladesh, afirma que su negocio tiene las horas contadas por culpa de la normativa municipal que le impide reformar, ampliar e instalar nuevas tecnologías en su viejo local.
Regular el negocio étnico
Santa Coloma de Gramanet fue la primera de las grandes ciudades catalanas en regular de modo específico la apertura y el funcionamiento de este negocio étnico. La normativa municipal, que entró en vigor en 2006, establece que los locutorios deberán de estar separados de los ya existentes por doscientos metros, no podrán ubicarse en calles de menos de diez metros de anchura prácticamente, en toda Santa Coloma, ni a menos de cien metros de centros educativos y sanitarios. Además, los establecimientos de telecomunicaciones han de tener dos lavabos y una superficie útil mínima de 40 metros cuadrados, y no estar en subterráneos ni plantas de inmuebles de viviendas, entre otros requisitos.
«El objetivo de la normativa es, sobre todo, evitar molestias a los vecinos y racionalizar la implantación de este tipo de establecimientos en la ciudad para evitar su concentración», subrayaron fuentes municipales.
Inspección y cierres
El Ayuntamiento de Santa Coloma de Gramenet realizó el verano pasado una campaña de inspección en 72 locutorios y cerraron 19 de ellos porque no tenían la licencia en condiciones. Actualmente, en la ciudad hay sólo 51 licencias concedidas de locutorios y dos en trámite. Es decir, uno de cada tres establecimientos de telecomunicaciones ha tenido que bajar las persianas por no cumplir la normativa local. Todas las grandes ciudades catalanas, como L´Hospitalet de Llobregat y Badalona, entre otras, ya disponen de normativas similares a la de Santa Coloma para combatir y evitar la saturación de locutorios que crecieron al mismo ritmo que la inmigración en algunas barriadas metropolitanas, como es el caso del barrio del Raval de Barcelona.
Coto en el Raval
Los expertos calculan que en la Región Metropolitana de Barcelona hay cerca de 1.500 locutorios una cifra muy similar a la de la capital española, y que la mayor concentración de este tipo de centros de telefonía se da actualmente en el distrito de Ciutat Vella.
En el rombo formado por la Ronda de Sant Pau-Paral.lel-Rambla-Universitat se concentra el 80 por ciento del centenar de locutorios que hay en el Raval. La mayoría de los establecimientos de telecomunicaciones están controlados por inmigrantes de origen paquistaní. El plan especial de establecimientos de concurrencia pública de Ciutat Vella puso coto a la apertura de nuevos locutorios en el distrito y, especialmente, en el barrio del Raval. La apertura de este tipo de negocios está prohibida por la normativa municipal en las zonas de tolerancia primera, segunda, tercera y cuarta, es decir, en casi todo el territorio de Ciutat Vella.
Sanciones por faltas graves
Hoy es prácticamente imposible abrir un locutorio en Ciutat Vella porque han de cumplir una serie de requisitos como la distancia mínima de cien metros de un edifico institucional o de 150 metros de colegios y centros sanitarios, entre otros. A la restricciones de la normativa se suman las campañas de inspección realizadas por la Guardia Urbana. En 2006, los agentes controlaron un total de 245 locutorios y algunos de ellos fueron clausurados por no cumplir la normativa y otros sancionados por faltas graves contra la ordenanza.

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