La historia del albergue para personas sin hogar de Deusto, Lagun Artean (Entre amigos), refleja la evolución de la propia sociedad vizcaína. Cuando nació, en 1983, ofrecía «café y calor» para transeúntes. Con el ‘boom’ de la heroína, a partir de 1988, y durante más de una década, se dedicó casi en exclusiva a atender a más de 2.500 toxicómanos. En aquellos duros tiempos, «teníamos 15 muertos anuales de media» por sobredosis, recuerda Enrique Ordiales, presidente de la asociación.
Con el arranque del milenio, la inmigración ilegal sustituyó a las drogas y el alcohol como principal razón que empuja a los usuarios del centro a malvivir en la calle, según detalla la memoria de 2007, a la que ha tenido acceso este periódico. En estos últimos años, Lagun Artean ha detectado un cambio en el consumo de drogas hacia las politoxicomanías, que se mezclan además con enfermedades mentales. «La cocaína, que antes era carísima y casi cosa de artistas, ahora es más barata, les permite hacer una vida ordinaria y no se dan cuenta de que les está destrozando», advierte Ordiales.
Sólo el año pasado, 632 personas ‘sin techo’ durmieron en el centro de noche, lo que supone un incremento de casi el doble de usuarios con respecto a 2006 (379), en parte debido a que el sorteo quincenal que antes decidía quién se quedaba con las 30 camas disponibles ha sido sustituido por una derivación directa de los servicios de urgencias sociales del Ayuntamiento. Este cambio de gestión también ha influído en que se reduzca la media de estancia en el albergue, al pasar de los 29 días de 2006 a 17 en 2007.
La inmensa mayoría de los ‘huéspedes’, más del 98%, son hombres de entre 18 y 45 años, aunque también han contado con dos usuarios de más de 80 años. Se ha envejecido el perfil del ‘sin techo’. Sólo pernoctaron en Lagun Artean once mujeres, aunque la fundación dispone de otros recursos, como pisos, para aquellas que se encuentran en situación de extrema vulnerabilidad; algunas, por ejemplo, inmigrantes ‘sin papeles’ que acaban de dar a luz.
Del Magreb
El 71% de los destinatarios del servicio fueron extranjeros, la mayoría, casi un 50%, procedentes del Magreb, y también muchos centroafricanos. Destaca en la estadística de 2007 el aumento de españoles (178, frente a los 71 de 2006), argelinos, rumanos, polacos, congoleños, nigerianos, marfileños, colombianos y cubanos. Por primera vez hubo hasta un australiano. En Lagun Artean percibieron un descenso de llegadas con el aumento de tres a seis metros de la verja de Ceuta y Melilla y el dispositivo de vigilancia de costas occidentales africanas por parte de la Unión Europea.
Todos sus usuarios en 2007 carecían de un hogar en España, y los inmigrantes que lo tienen en su país sufren la soledad y la lejanía de sus lazos familiares y presentan estados anímicos y síquicos similares a los primeros. 192 tenían problemas de alcoholismo, 145 padecían toxicomanías y 69, problemas mentales.
En Lagun Artean tratan de «humanizar las situaciones de pobreza extrema». El año pasado ofrecieron 12.885 cafés a personas que probablemente no tienen ni un euro en el bolsillo. El responsable del ‘chiringuito’, como se le conocía en los 80, ubicado en la calle Julio Urquijo de Deusto mantiene el optimismo. «La gente va saliendo, nuestra misión es pescar a quienes pueden engancharse a un proceso de inserción; hay otros que no se adaptan, pero sólo con sacar a alguien adelante ya se justifica todo esto», cree Ordiales.