«El miedo a los extranjeros es un error»

Los mirandeses que han solicitado ayuda se muestran satisfechos

El Correo, ESTÍBALIZ LARGO Miranda de Ebro, 28-07-2008

Los mirandeses suelen ser desconfiados y recelosos cuando se trata de meter a alguien completamente desconocido en sus casas, máxime si esa persona se va a encargar del cuidado de sus hijos, su hogar o sus padres. Pero si encima es inmigrante los recelos parecen multiplicarse.
Precisamente por ello, muchas familias que han tenido en su hogar a alguna de las personas que le ha derivado Cáritas de su servicio doméstico quieren romper una lanza a su favor y devolver con sus palabras todo el cariño y el buen trabajo que han realizado durante el tiempo que se les ha necesitado.
Ése es el caso de Pilar Ortiz. De la noche a la mañana se vio en la necesidad acuciante de contratar a una persona que cuidara a su madre ya que ella trabajaba a turnos y la era imposible atenderla adecuadamente.
Un conocido le comentó la posibilidad de resolver su situación a través de Cáritas, no lo dudó y llamó. Desde la asociación le enviaron tres posibles candidatas y, en contra de lo que suelen hacer la mayoría de los demandantes, escogió a una mujer de origen árabe.
De hecho, la elección fue más atípica de lo que pueda parecer porque con frecuencia tanto árabes como personas de raza negra son los últimos en lograr un empleo. Es más, desde la asociación se asegura que hay gente que pide expresamente a mujeres sin burka. No fue el caso de Pilar Ortiz y desde luego que acertó. La mujer que vino a su casa, de unos 40 años, resultó ser una pieza clave en su vida durante los seis meses en los que se ocupó de su madre.
«Necesitaba atender a mi madre de forma urgente. Dije a la mujer que vino que lo más importante era ella, que daba igual que se hicieran o no las cosas de la casa, pero que la atendiera. Fue increíblemente atenta con ella y me iba tan tranquila a trabajar porque sabía que estaba en buenas manos. Es una encanto», explica.
Precisamente por ello, no duda un instante en recomendarla siempre que piden referencias sobre ella. «Lo hizo todo muy bien, daba gusto con ella. Hay gente que no entiende que metas a un inmigrante en casa porque todavía somos un poco racistas y xenófobos, pero yo creo que tener miedo a cómo va a reaccionar un extranjero es un error. Seguro», advierte.
Proceso de selección
A este respecto asegura que con este servicio se puede estar completamente tranquila ya que Cáritas hace una selección previa de las candidatas que envía a cada entrevista de trabajo. «A mí enviaron a tres personas y si ninguna te convence te da la opción a volver a entrevistar a otras tres personas y así sucesivamente. Además, te llaman para ver qué tal marcha todo. Eso es una garantía y una tranquilidad para cualquiera», explica.
Pero con mucha frecuencia el vínculo que une a la cuidadora y al que contrata no es sólo económico. Con frecuencia va más allá y acaba convirtiéndose en algo de tipo afectivo e incluso emocional dependiendo del tiempo y las circunstancias.
«Me llevo muy bien con ella. Aunque dejamos de vernos a diario cuando acabó su labor con mi madre, la verdad es que cada vez que la veo hablamos mucho tiempo, como en su casa e incluso me ha invitado a conocer con ella su país», señala.
Otro de los vínculos inevitables es el que surge entre el cuidador y el que es cuidado. Tanto en el caso de los niños como en el de las personas mayores que están en plenitud de sus facultades suele establecerse una relación especial.

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