Oujda estalla con su festival dedicado a la música popular que comparten Marruecos y Argelia

El Periodico, NACHO PARA, 28-07-2008

Vinieron de todas partes y a bordo de los más insospechados medios de locomoción. Furgonetas con 15 personas. Bicicletas con cuatro chavales y ciclomotores con cinco o seis. La mayoría caminó varios kilómetros por las oscuras calles de la ciudad. Una efervescente multitud – – 180.000 personas, según la organización – – estalló de júbilo en la jornada central del segundo Festival Internacional de Rai, celebrada el pasado sábado en Oujda (Marruecos), con el argelino Khaled, el llamado rey del rai, y el grupo de Costa de Marfil Alfa Blondy, puro reggae africano, como platos fuertes. Un éxtasis solo comparable a los inicios del rock’n’roll, la rebeldía incontenible de una juventud en busca de oportunidades que no se conforma con lo que ve.
El rai, música surgida de la calle, combina el dolor del blues, la agitación del hip hop, la profundidad del flamenco y, sobre todo, las esencias del folklore del oeste de Argelia y el este de Marruecos, territorios separados desde 1994 por una frontera cerrada artificialmente. Las tensiones políticas no han remitido, pero la gente de Oujda y la de Orán siguen hablando el mismo idioma y cantando las mismas canciones. Canciones de amor, desempleo y emigración. Historias en la encrucijada, gente que ha de elegir entre dos caminos y a menudo acaba en el más pendenciero.
El oficialismo sigue siendo un lastre para el festival. Solo 10.000 de las 180.000 personas que asistieron el sábado pudieron ver con sus ojos el escenario. En la zona privilegiada estaban las autoridades locales, estrellas nacionales como el atleta marroquí El Garouj y políticos invitados como la líder socialista francesa, Segolène Royal. El resto, el pueblo, solo pudo seguir el festival desde el párking del estadio municipal a través de una pantalla gigante. “¡Viva Marruecos!”, gritó el presentador. “¡Sí, que viva Marruecos, aunque yo sea pobre!”, contestó un chaval. Un espectacular despliegue de fuerzas de seguridad y vallas protectoras impedían a la gente ver de cerca de sus ídolos, pero daba igual. La chavalería brincaba, se subían unos encima de otros y se tiraban al suelo como posesos. “Paso de intentar entrar ahí. Si al menos fuera la frontera con España”, suspiraba un joven.
La exaltación de la nación marroquí también está muy presente. La cantante marroquí Saidda Charaf inició su concierto diciendo: “Ya tenemos un Sáhara libre y ahora nos falta Ceuta y Melilla”. El público estalló en una ovación, curiosamente casi de la misma intensidad que la que provocó una pregunta al público del presentador: “¿Cuántos sois del Barça?” Posiblemente Oujda sea la ciudad del mundo donde más camisetas del Barça se ven.
Tampoco Francia se libra de los dardos del rai. Said Rami, uno de las figuras del estilo reggada, nacido en Berkane, en la región de Oujda, triunfa ahora con la canción Sarkozy, donde se critica la nueva política de inmigración gala. Bilal, Mory Kante, Mohamed Lamine, Reda Talyani y Zahoiniya han sido otras de las estrellas que han brillado en un festival que será más grande el día que el rai sea devuelto al pueblo, que fue quien lo inventó, por mucho que el rey Mohamed VI lo patrocine.

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