Las relaciones bilaterales, la situación energética y la Directiva de Retorno aprobada por la Eurocámara monopolizaron el almuerzo de trabajo de Rodríguez Zapatero con Hugo Chávez. El presidente del Gobierno resaltó la necesidad «de poner en marcha un grupo de trabajo con los países de Iberoamérica para una adecuada explicación» de la nueva política común en materia de inmigración. La iniciativa recibió el apoyo del líder sudamericano, que también resaltó la importancia de colaborar para afrontar la crisis alimentaria, la energética y la financiera.

El jueves en Lisboa, Chávez pidió la revisión de la política migratoria y aclaró que tomará cartas en el asunto si no se le escucha. «Si no les gusta, lo lamento, pero no podemos aceptar que se meta en la cárcel a los inmigrantes. No podemos aceptar esos nuevos ’guantánamos’», declaró. No queda claro pues si seguirá la senda del diálogo o tomará medidas contra Europa.

Entre las opciones que ha barajado está «cerrar el grifo del petróleo», pero eso supondría una contradicción con los objetivos de la gira que acaba de concluir por Rusia, Bielorrusia y Portugal, además de España, y en la que anunció, entre otros proyectos petrolíferos, acercamientos con Repsol para la potencial explotación de la faja del Orinoco.

De momento anunció la posibilidad de suscribir con España acuerdos similares a los alcanzados con Portugal, es decir cambiar petróleo por alimentos y tecnología. Según fuentes gubernamentales citadas por Efe, existiría el compromiso de vender a España 10.000 barriles de crudo diarios a 100 dólares, dinero que se usaría para financiar en Venezuela proyectos relacionados con tecnología, equipamientos médicos o infraestructuras. «Tengo una buena nueva que dar a los españoles», proclamó solemne en declaraciones televisivas posteriores, «tienen garantizado por cien años el petróleo».