Un trabajo de 24 horas, de sol a sol, por 800 euros

La Asociación de Mujeres Inmigrantes, Malen Etxea, ha propuesto que ninguna trabajadora interna en Gipuzkoa cobre menos de 900 euros al mes

El País, , 19-07-2008

N O quiere dar su nombre por miedo a represalias pero tiene mucho que contar. Mucho menos salir en una foto. Por eso ocupa este espacio la de una representante de una asociación que quiere poner voz a lo que consideran una injusticia.

Llegó a Gipuzkoa hace un año y medio y, tras más de un mes sin trabajo, comenzó de interna en una casa cuidando a una pareja de ancianos en Zumaia. Tiene 33 años, es de Nicaragua y no tiene ni hijos ni pareja. Trabaja de sol a sol, sin vacaciones ni días libres. Tan sólo un par de horas el fin de semana. Cobra 800 euros y casi da las gracias.

Esta mujer, al igual que muchas otras, quieren denunciar su situación en el territorio y hacerla visible. Por ello, la Asociación de Mujeres Inmigrantes, Malen Etxea, presentó ayer una propuesta de condiciones mínimas para las trabajadoras internas de Gipuzkoa que espera que empiecen a cumplirse a partir de septiembre. De momento, este colectivo iniciará una campaña durante el verano para “ir pueblo a pueblo y a cada Ayuntamiento”, afirmó Silvia Carrizo, una de las representantes de esta asociación que pone cara y voz a decenas de mujeres que no se atreven a mostrar la suya.

salario mínimo

900 euros al mes

La propuesta recoge que todas las trabajadoras internas extranjeras tendrán derecho a un salario mínimo de 900 euros al mes, con un día y medio de descanso por semana, dos horas libres por jornada y 30 días de vacaciones al año, como el resto de empleadas. Además, para las que trabajen por la noche, es decir, en el turno de 21.00 a 8.00 horas, en un domicilio para hacer compañía a una persona, su sueldo no podrá ser menor a 705 euros mensuales.

Esta asociación exige, también, que el salario de las inmigrantes que cuiden de una persona dependiente que requiera cuidados por la noche sea de 880 euros al mes, mientras que si realizan el trabajo en un centro hospitalario éste ascienda a 70 euros la noche. Asimismo, las mujeres que pernocten en una vivienda la noche del viernes y sábado cobrarán entre 150 euros y 180 por fin de semana.

situación irregular

Temor a denunciar su situación

Estas mujeres, al igual que la inmigrante de Nicaragua que no se atreve a revelar su nombre, “están sometidas a condiciones laborales que son equiparables a una situación de esclavitud”, aseguró Carrizo. En el caso de la trabajadora de Zumaia vive en Gipuzkoa de forma irregular. No es el único caso. Su madre llegó poco antes que ella al territorio y le encontró este empleo.

El problema de esta nicaragüense se extiende a muchas de las extranjeras que trabajan como internas en una vivienda. Carecer de papeles les hace más vulnerables y, como temen denunciar sus condiciones, muchos se aprovechan de su necesidad.

Carrizo es consciente de que desde Euskadi no se puede cambiar la Ley de Extranjería, ya que no es de su competencia, por lo que van a recurrir a la sensibilidad de todos los actores sociales, políticos, sindicales e institucionales para que les ayuden a “crear una corriente de opinión” sobre este asunto. De momento, ya se han sumado a esta iniciativa más de diez asociaciones de inmigrantes, así como SOS-Racismo de Gipuzkoa, el Secretariado Social Diocesano Justicia y Paz de Donostia y los sindicatos ELA, LAB y ESK.

“Las condiciones en este sector no son nada buenas y queremos tomar una política reivindicativa para que la sociedad sea consciente de cómo viven estas personas”, afirmó Carrizo, al tiempo que señaló que “las mujeres europeas intentan conciliar su vida familiar con la laboral y, para ello, relegan su trabajo como madres en otra mujer que suele ser inmigrante y pobre”.

Carrizo aseguró que los guipuzcoanos deben ser conscientes de las condiciones de este sector y del trabajo que realizan estas mujeres inmigrantes que, según la representante de Malen Etxea, “está desvalorizado, pertenece a una economía sumergida e invisible”.

En septiembre, este colectivo empezará a movilizarse para llegar a todos los municipios del territorio, donde esperan que se reconozcan sus condiciones mínimas aunque sea “por vergüenza” y para que “los vecinos tachen de negrero al empleador que no las cumpla”, añadió.

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