Más complicaciones para los emigrantes
La Prensa Gráfica, 18-07-2008Así como económicamente las remesas son tan beneficiosas para el país, humanamente la emigración tiene efectos muy complejos y traumáticos.
El fenómeno de las emigraciones – inmigraciones es uno de los más característicos de nuestro tiempo. Eso lo vemos no sólo en la situación migratoria entre Estados Unidos y nuestros países, especialmente México y Centroamérica, sino también en Europa, con una ola constante desde África y algunos países latinoamericanos. Se trata, como es muy fácil de constatar, de una realidad multifacética, que no puede ser tratada ni mucho menos resuelta de manera unilateral por los países de destino, aunque la tendencia a querer hacerlo así es, paradójicamente, cada vez más fuerte, de seguro ante los apremios de una problemática que a todos se les va de las manos.
En Estados Unidos, continúan las redadas de inmigrantes no legalizados, sigue su marcha el proyecto del famoso e inútil muro fronterizo y es evidente el desconcierto de los candidatos presidenciales ante una cuestión de la cual no pueden desentenderse pero que está atrapada entre intereses irreconciliables: los de aquellos que quisieran aplicar medidas extremas contra los inmigrantes y los de los inmigrantes y los grupos que los apoyan. En todo caso, la situación se vuelve cada vez más tensa y difícil, y la falta de una comprensión integral y realista del fenómeno dificulta aún más las cosas.
Los emigrantes centroamericanos tienen además que sufrir el calvario de su paso por México, en el que se quedan al menos tres de cada cinco. Y aun así la corriente continúa, porque el móvil de buscar una nueva vida –sea esto cierto o no— parece indoblegable pese a todas las adversidades. Algo habrá que hacer bilateral y multilateralmente para avanzar hacia verdaderas soluciones. Lo que no se sabe es cuándo.
Las simplificaciones no funcionan
En nuestro caso, lo que nuestros compatriotas envían a sus familias en el país en calidad de remesas, principalmente desde Estados Unidos, es el fundamental pilar de la economía. Esto, que ha venido a ser temporalmente un factor tan decisivo no podrá mantenerse por mucho tiempo, ya que lo natural es que dentro del país se vayan creando las condiciones para que los nacionales puedan desarrollarse satisfactoriamente en su propio ambiente; y, además, porque los fenómenos migratorios también evolucionan.
Así como económicamente las remesas son tan beneficiosas para el país, humanamente la emigración tiene efectos muy complejos y traumáticos. En esto tampoco caben las simplificaciones. Cuando se da una corriente tan caudalosa e intensa de emigración como la que hemos vivido como sociedad desde el tiempo de la guerra, las consecuencias psicosociales son inevitables, y lo vemos y padecemos en muchas formas de desajuste tanto familiar como laboral.
En otras palabras, querer simplificar las cosas no es valedero ni sostenible, tanto en lo que se refiere a las políticas y reacciones de los países de destino como a las actitudes y enfoques de los países de origen. Los flujos migratorios de nuestros días están inmersos en las dinámicas de la globalización, y pretender tratarlos como si fueran temas puramente domésticos o formales es sólo dilatar los tratamientos pertinentes, que deben partir de la naturaleza del fenómeno.
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