Corren aires cosmopolitas en Álava, que año a año aúna un mayor crisol de culturas, razas y religiones. Una interculturalidad que crece poco a poco de forma continua y que en los últimos cinco años ha permitido que la población extranjera prácticamente duplique su presencia en la provincia.
Y es que si en 2003 eran 10.445 los inmigrantes que residían en Álava, la cifra alcanzó los 19.392 el año pasado, lo que supone el 6,3% de la población total. Por zonas, la capital alavesa y el resto de municipios que conforman la Cuadrilla de Vitoria se sitúan a la cabeza, con 16.258 extranjeros censados en el pasado ejercicio—aunque en abril de este año su número rozaba ya los 20.000-. Le sigue el área de Rioja Alavesa, donde suponen el 6,7% de sus habitantes, especialmente gracias a la llegada de temporeros.
Una realidad a la que resulta imposible volver la espalda y a la que la Diputación quiere apoyar. Para conocerla en profundidad, abordarla de forma adecuada, facilitar su integración y evitar posibles exclusiones, el Ejecutivo alavés prepara el que será el primer plan foral de inmigración y que estará acompañado por la creación del Consejo foral de Inmigración. Aunque según lo previsto no verán la luz hasta el próximo mes de marzo, el diputado de Juventud y Promoción Social, Javier Aspuru, adelantó que «ya hemos mantenido muchas reuniones con agentes sociales como sindicatos, empresas y Universidad para definir todos los ámbitos de trabajo y los campos de actuación del plan».
«Imagen de amenaza»
Aspuru recalcó que estas iniciativas «son un punto de partida, pero no marca ninguna resolución». Para llegar a esa meta, antes será necesario «recopilar información, analizar numerosa documentación y enmarcarlo en otras iniciativas, como el plan vasco de inmigración o el programa local que prepara el Ayuntamiento de Vitoria y que se encuentra en su fase final».
Sólo entonces se elaborará un estudio que diagnostique las principales tendencias y carencias de la inmigración en Álava, de forma que permita determinar las oportunidades de intervención. A partir de ahí se desarrollarán las propuestas de actuación, que desembocarán en la aprobación del documento definitivo.
En él no faltarán las conclusiones de un tema en el que ayer el diputado hizo hincapié: la relación de la inmigración y los medios de comunicación. En octubre, la Diputación prepara unas jornadas para abordar esta cuestión, aunque ayer el portavoz de SOS Racismo en Guipúzcoa, Peio Aierbe, ya anunció un pequeño adelanto sobre la imagen que los medios transmiten a la opinión pública en cuestiones relacionadas con los inmigrantes.
«No hay que incluir el origen, la raza o el color de la piel cuando no es estrictamente necesario, puede servir para criminalizarlo y se produce la estereotipación de los colectivos, sobre todo en los sucesos», criticó. A su juicio, según él, usar expresiones como «ilegal, indocumentado, verbos como blindarse o banalizar la explotación sexual y el tráfico de esclavos da una imagen de la inmigración como amenaza».