Juegos para la integración

Las cuatro parroquias del Casco Viejo y la asociación Berakah organizan colonias de verano para hijos de inmigrantes

El Correo, NAIARA MESTANZA. VITORIA, 17-07-2008

Arhama deja de jugar al balón con sus compañeros para acercarse a curiosear. La presencia de una cámara fotográfica le entusiasma y quiere salir en todas las fotos. Con una sonrisa pícara, este niño nacido en Costa de Marfil asegura que le encanta pasar la mañana jugando con otros chavales en la parroquia de San Vicente, lugar donde la diócesis de Vitoria organiza por segundo año las colonias de verano dirigidas a hijos de inmigrantes.
La asociación Berakah y las parroquias de las cuatro torres del Casco Medieval de Vitoria son las encargadas de ofrecer un espacio de ocio y cultura para los niños que no cuentan con las mejores condiciones de vida. Inmigrantes, gitanos y otros niños desfavorecidos se juntan en los salones de San Vicente para pintar, cantar, saltar a la comba y jugar con sus nuevos amigos.
Alrededor de 120 chavales la mayoría procedentes de países sudamericanos se han apuntado este año a las colonias. Samuel López, coordinador de Berakah, espera a que los pequeños lleguen para comenzar sus actividades. Los niños de 3 a 5 años pasan con sus monitores a una sala con colchonetas y juegan con los amigos que han hecho en estas colonias. Sagui que vino de Mali hace seis meses, Kayla y Mariana comienzan su tradicional competición de salto a la comba. Leire prefiere leer un cuento con su monitor, Asier, a quien ha cogido mucho cariño.
«Sentirse bien»
«Lo que me movió a ser voluntaria fue el trato que se tiene con los niños.», asegura Estitxu, monitora del grupo de los medianos. Esta vitoriana ya colaboró el año pasado con Berakah y la experiencia fue tan gratificante que, en esta ocasión, ha animado a una amiga para ser voluntaria. Sobre las diez de la mañana llega un autobús con más chicos de Gao Lacho Drom, la asociación gitana cuyo objetivo es conseguir la igualdad de derechos del pueblo gitano.
Todos los niños coinciden en algo. Les encanta ir a las colonias porque se lo pasan en grande y, además, hacen nuevos amigos. Pero no son los únicos. Chelo, voluntaria de Berakah, considera que este proyecto es una buena manera de hacer amigos y de sentirse bien. «No todo en esta vida tiene que ver con el dinero. En vez de quedarme en casa viendo la televisión prefiero colaborar y ayudar a esta gente. El cariño que dan los niños no se paga con nada».
El calendario de actividades también incluye salidas a los parques o visitas a diferentes puntos de la ciudad. Para ello es necesario una cuerda lo suficientemente larga para que todos los niños puedan agarrarse y así no perderse. El parque de Vicente Goikoetxea es un buen lugar para que se diviertan antes de ir a almorzar. Gustavo, de Bolivia, prefiere la papiroflexia y se dedica a hacer aviones de papel y soltarlos desde lo alto de los columpios para ver cuál vuela más alto.
La asociación Berakah de la capital alavesa es una forma útil de participar en la integración de los niños inmigrantes para que conozcan, en buena medida, las costumbres de la ciudad.

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