Corbacho bendice la decisión de la Generalitat de separar a los alumnos inmigrantes

ABC, 13-07-2008

NATALIA ARAGUÁS

BARCELONA. El ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, aprovechó ayer el treinta aniversario del PSC para felicitar públicamente al consejero de Educación, Ernest Maragall, por su «valiente» decisión de crear centros especiales en Cataluña para el alumnado inmigrante de entre 8 y 18 años. «La escuela está más cercana al fracaso que al éxito», observó Corbacho, a quien no se le escapa que la iniciativa será criticada, aunque «da respuesta a una realidad».

Ya en su anterior visita a Barcelona, el ministro tuvo palabras para aquellos niños extranjeros que irrumpen «cuando faltan 30 días para que se acabe el curso» y habló de fijar unos meses para la llegada de menores en edad escolar. En esta ocasión, Corbacho ha aplaudido la determinación del PSC: «Una vez más, Cataluña es valiente para dar respuesta».

Justo el día anterior, la Generalitat presentaba los llamados Espacios de Bienvenida Educativa (EBE). Con este eufemismo, el Gobierno catalán ha bautizado unos centros específicos que funcionarán a partir del curso que viene, donde los menores extracomunitarios adquirirán los rudimentos de la lengua y el entorno antes de ingresar en la red escolar. La iniciativa, no exenta de polémica, comenzará a aplicarse a partir del próximo trimestre en los municipios de Reus (Tarragona) y Vic (Barcelona), que el año pasado absorbieron más de 1.080 y 400 alumnos extranjeros, respectivamente. Se pretende que 60 centros de este tipo funcionen a partir del próximo año en Cataluña.

Integración, no retención

Con esta medida, el Gobierno catalán pretende cauterizar el «flujo de llegada» de escolares de todas las latitudes a lo largo del curso. Según defendió Maragall en rueda de prensa, se persigue «la integración, no la retención» de los menores. Aun así, uno de los puntos más controvertidos es que finalmente no haya límite de permanencia, después de que el mismo Maragall desmintiese la semana pasada al secretario para la Inmigración, Oriol Amorós (ERC), quien había asegurado que el periodo máximo sería un mes. «Estarán el tiempo necesario», remachó Maragall el pasado viernes, aunque añadió que «se tenderá a minimizar» y que un curso entero en un EBE le parecía «una hipótesis inverosímil» por lo prolongada. ICV recordó ayer a Maragall que estos centros «son de libre elección para las familias» y en ningún caso obligatorios.

La ausencia de límites temporales, junto a que los inmigrantes con más dificultades para acoplarse al sistema educativo pertenezcan normalmente a las comunidades más pobres, como la africana, ha despertado no pocas críticas. Se teme que lo presentado como un «instrumento de integración» derive a la práctica en segregación escolar. Entidades como SOS Racismo ya se han manifestado en contra.

En todo caso, Maragall ha advertido que los Espacios de Bienvenida van a arrancar «con todas las pretensiones y consecuencias». Según esgrimió, «se trata que niños que llegan con la mochila vacía acaben con ella medio llena». Los EBE estarán en edificios independientes de los colegios e impartirán cuatro horas diarias de conocimiento del entorno social, el sistema educativo y las características culturales y sociales del municipio donde los inmigrantes residan, según ha explicado el Departamento de Educación. Estas sesiones se completarán por la tarde con actividades diversas de los Planes Educativos de Entorno, que ya funcionaban. En el caso del alumnado de 16 a 18 años, recibirá también un programa de acceso al mundo laboral.

Asimismo, los EBE promoverán la integración de las familias, dándoles información sobre sus derechos y deberes y nociones del sistema educativo. «Si educamos a los niños y no a los padres, éstos les deseducan», destacó durante la presentación de los EBE el alcalde de Vic, Josep Maria Vila d´Abadal. El caso de esta localidad, exponente en otros tiempos de la Cataluña más genuina, es todo un paradigma del aumento de la inmigración en los últimos años. Con un 23% de población extranjera, Vic vivió en las últimas municipales un ascenso del partido Plataforma per Catalunya, ultraderechista y con tintes xenófobos, que consiguió cuatro concejales. El democristiano Vila d´Abadal (Unió Democrática) confió en que los EBE contribuyan a «tener menos conflictos sociales» en el municipio.

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