barcelona. La Generalitat quiere que los menores inmigrantes , entre 8 y 18 años, que lleguen a Cataluña de zonas con culturas distintas a la europea, como los africanos, no entren directamente en un centro escolar, sino en espacios creados para atender las necesidades específicas de estos escolares. En estos espacios, que se pondrán en marcha a partir de septiembre y de manera pionera en Vic (Barcelona) y Reus (Tarragona), los niños realizarán actividades cuatro horas por la mañana, hasta que estén mínimamente preparados para acceder a un centro educativo ordinario.

El Gobierno catalán busca que los recién llegados conozcan las características sociales y culturales del país, aprendan el castellano y el catalán y se promueva su integración social. Se pretende que los alumnos estén como máximo un curso.

La Generalitat dice que la nacionalidad no será el criterio más relevante para ir a estos centros, pero los procedentes de “entornos similares” no irán. La asistencia no es obligatoria sino que las oficinas de escolarización se entrevistarán con las familias para informales y ellos decidirán. Tampoco son centros educativos sino que impartirán actividades de conocimiento del entorno social, características del municipio o la realidad del sistema educativo. El objetivo es que sean una extensión de los planes educativos del entorno, para facilitar la integración de los extranjeros en sus ciudades.