Francia veta el 'burka'

El Mundo, RUBEN AMON. Corresponsal, 13-07-2008

Deniega la nacionalidad a una marroquí de 32 años por usar una vestimenta que amenaza la esencia de los valores republicanos Las autoridades francesas sostienen que la costumbre de utilizar el burka – vestimenta tradicional afgana que cubre el cuerpo femenino desde la cabeza hasta los pies y oculta los ojos tras una rejilla – representa un obstáculo insalvable para obtener la nacionalidad.


Que se lo digan a Faiza M., una mujer marroquí de 32 años que había solicitado el pasaporte amparándose en que su marido era francés y abundando en que sus tres hijos habían nacido igualmente al norte de los Pirineos.


El expediente se tendría que haber resuelto a favor de la solicitante sin problemas en un plazo de dos años, pero el Consejo de Estado le ha denegado la nacionalidad porque considera que vestirse con el burka se antoja una transgresión inaceptable a los valores republicanos.


Mencionan los miembros del tribunal que el hábito en cuestión constituye una «práctica radical». También destacan que uniformarse de tal manera contradice y contraviene «el principio de igualdad entre los sexos».


Es la primera vez que se pronuncia en Francia una resolución asentada en tales extremos. Quizá porque el Consejo de Estado, amparado en la tutela del laicismo, se ha propuesto transmitir a la opinión pública un testimonio ejemplarizante.


De hecho, la justificación remitida a Faiza M. puntualiza que la indumentaria del burka implica una reticencia a las normas de asimilación y amenaza los «valores esenciales de la sociedad».


El Consejo de Estado ha tenido en cuenta igualmente los informes de la Prefectura. Las funcionarias llamadas a capítulo explicaron que la súbdita marroquí se negó a despojarse del burka cuando intentó procederse a su identificación.


No había hombres en su presencia, pero Faiza M. adujo que únicamente podría dejar a la vista una franja a la altura de los ojos.


La envergadura del problema y su presumible incidencia en la opinión pública dio lugar al nombramiento de una comisaria gubernamental. Emanuelle Prada – Bordenave, que así se llama, constató entonces que la ciudadana marroquí vivía en unas condiciones de total sumisión y resignación a su cónyuge.


El marido le permitía ir de vez en cuando a comprar sola al mercado, pero su vida transcurría casi todo el tiempo en la reclusión de su domicilio y había aceptado su condición de desigualdad «como algo natural y tradicional».


El Consejo de Estado galo no ha tenido dudas. Ha valorado que Faiza M. habla correctamente la lengua de Nicolas Sarkozy y ha reconocido que el hecho de estar casada con un francés, amén de tener tres hijos escolarizados, le habría procurado la nacionalidad de manera casi automática, pero el código civil francés establece al respecto algunas objeciones excepcionales.


Las más habituales conciernen a los terroristas y criminales. Las menos, en cambio, se relacionan con los sujetos cuyo comportamiento se desvía de los principios nacionales. Por ejemplo, la vestimenta del burka, considerada por el Consejo de Estado como una práctica extremista.

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