madrid. María Teresa Fernández de la Vega mostró ayer su “tristeza” por la reciente muerte de 29 inmigrantes subsaharianos que intentaban llegar a Almería desde las costas africanas en un viaje “sin rumbo” y aseguraba que a los supervivientes se les asistirá pero también se les aplicará la ley.

La vicepresidenta primera del Gobierno señaló en la rueda de prensa del Consejo de Ministros que “lo prioritario es salvar vidas, que es lo que hacemos, y facilitar la recuperación” de los supervivientes para, a partir de ahí, aplicarles la ley, que no prevé ninguna clase de asilo por naufragio.

De la Vega, que defendió un tratamiento respetuoso con la dignidad y los derechos humanos de los supervivientes, negó que haya relajación en el control de la inmigración ilegal, sino “lo contrario”. “Para poner freno a este tipo de inmigración nos reafirmamos en el tipo de política que venimos realizando”, dijo antes de agradecer a los países africanos implicados su cooperación, a la que sumó la ayuda a los países en desarrollo, el control en las fronteras y la implicación de la Unión Europea como medidas para trabajar contra esta tragedia. “De verdad, no merece la pena arriesgar la vida, la suya y la de sus hijos, en un viaje tan duro y sin rumbo cierto”, advirtió la vicepresidenta.

Mientras, los cuatro supervivientes que permanecen ingresados evolucionan favorablemente, aunque persiste el estado muy grave de la joven de 19 años, quien perdió el hijo que esperaba con 34 semanas de gestación.

Según fuentes sanitarias, el bebé de doce meses atendido en la UCI Pediátrica ha experimentado una “notable mejoría” pese llegar al centro con intensas quemaduras, fiebre y deshidratación. >e. p.