Asumir miserias
"En estos tiempos difíciles, esta tierra tiene, cuando más falta hace, una ausencia clamorosa de liderazgos"
Canarias 7, , 12-07-2008No son buenos los tiempos que corren. Crisis financiera, energética, bursátil, alimentaria, inmigratoria, de empleo y hasta climática. También política. Nueve bebés, nueve, mueren en una patera. En un cayuco que llega a La Gomera fallecen otras catorce personas. En Italia ya han empezado a marcar a los gitanos, en un sonrojante ejemplo de discriminación étnica. Menos mal que Europa tenía que existir para que nunca más sucediesen cosas como estas. Para que nunca más tuviésemos que recordar aquel poema que escribió, en 1945, el reverendo Martín Niemöller y que cuenta aquello de: «Primero vinieron a por los comunistas, y yo no hablé porque no era comunista. Después vinieron a por…» hasta que «vinieron a por mí, y para entonces, ya no quedaba nadie que hablara por mí».
No son buenos los tiempos. El mismísimo Banco de España ya nos advierte que la crisis será larga. Y viendo lo que hay, toca recordar a Paul Valery: «La conciencia reina, pero no gobierna».
No corren buenos tiempos porque, además de que los indicadores son cada vez más preocupantes, no hay liderazgo ninguno, ni político ni social, capaz de invitar a la esperanza; muy al contrario, todos sucumben al desorden y olvidan que los cetros piden más sudores que el arado, que las cosas, como se dijera allá por Mayo del 68, ahora que se rememoran sus treinta años, deben cambiar de raíz, porque no basta con la simple toma del poder político.
Pero ellos, una y otra vez, se empecinan en hacerse con el poder, dándole la razón a Darwin, que nos descubrió que no sobreviven las especies más fuertes, ni las más inteligentes, sino las que mejor se adaptan a los cambios. Y en esta tarea no dudan en teatralizar las discrepancias y los encontronazos que, casi siempre, sólo atienden a su desmedida codicia y soberbia.
Tiempos malos estos en los que el interés de la mayoría debiera obligar a realizar actuaciones decididas para evitar que demasiados paguen los platos rotos y que se adopten reformas que permitan adelantar la salida de la crisis.
Pero no, aquí impera la distracción y la suplantación. ¡Qué son, si no, los episodios políticos vividos esta misma semana en cuatro de las siete islas Canarias!
En Fuerteventura la moción de censura de La Oliva, en La Gomera la censura de Valle Gran Rey, en Tenerife los desencuentros del Puerto de la Cruz y en Gran Canaria la opereta de San Bartolomé de Tirajana.
Bochorno que distrae de lo importante (el paro, el aumento de la inflación, el incremento de la morosidad… ) y suplantación de los discursos y voluntades regeneracionistas, cuando no, que también, de los órganos rectores de partidos, que si ya arrastran no pocas carencias democráticas, con estos comportamientos inadmisibles los acentúan, dejando a la luz talantes contrarios a los mensajes que pregonan.
El asunto es hacerse con el poder independientemente de que se coincida o no con los intereses de los ciudadanos. Y mientras tanto, la crisis económica, que es la que interesa y preocupa a los ciudadanos, galopando.
Quede claro que lo antedicho no es un canto a la fatalidad, sólo una constatación, visto el devenir de la semana, de la ausencia clamorosa de liderazgos que en estos tiempos difíciles, cuando más falta hacen, arrastra esta tierra.
Toca asumir miserias.
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