El primer ministro marroquí reivindica ante Zapatero sus derechos sobre Ceuta y Melilla
El jefe del Ejecutivo español busca la ayuda del reinoalauí para cerrar rutas a las mafias de la inmigración
El Correo,
12-07-2008
Los encuentros que mantuvo ayer José Luis Rodríguez Zapatero con el primer ministro marroquí, Abbas El Fassi, y con el rey Mohamed VI debían servir para zanjar definitivamente la crisis abierta en las relaciones bilaterales tras la histórica visita de los Reyes a Ceuta y Melilla, en noviembre del pasado año. Y así fue, pero las autoridades marroquíes no dejaron pasar la oportunidad de recordar su «derecho a recuperar» las dos ciudades autónomas, en palabras de El Fassi.
El dirigente magrebí eludió de forma premeditada sacar a colación el polémico asunto en la rueda de prensa conjunta que siguió al almuerzo celebrado en la residencia del gobernador de la provincia, Mohammed Brahini, pero sí se explayó ante las televisiones del país. El Fassi aseguró haberle dicho al jefe del Ejecutivo central «la verdad de lo que siente cada marroquí y su majestad el rey». Sin embargo, cuando la prensa española le preguntó en su comparecencia junto a Zapatero si le había pedido a éste abrir el diálogo sobre las dos plazas norteafricanas, se limitó a señalar que cada cual había expuesto los temas que le parecían oportunos.
Según fuentes españolas, el primer ministro marroquí garantizó, en todo caso, que la reivindicación sobre Ceuta y Melilla no será un «obstáculo» en las «excelentes» relaciones entre ambos países. Por su parte, Rodríguez Zapatero habría explicado a su interlocutor que, dentro del marco constitucional y democrático de España, el Gobierno ha mantenido siempre una actitud «respetuosa» con Marruecos en esta cuestión. Los mismos medios aseguraron que ninguno de los dos mandatarios se había referido al incidente diplomático desencadenado por la visita de los Reyes.
De hecho, Zapatero dio al asunto la dimensión de agua pasada e incluso quitó hierro a un incidente que provocó que Marruecos retirara a su embajador. «Ha sido – dijo – un leve enfriamiento; y la mejor demostración es el día de hoy, en el que hemos hablado de cuestiones económicas, inmigración y proyectos conjuntos». Conforme a sus explicaciones, en el encuentro que mantuvo con Mohamed VI el monarca alauita no dio importancia al contencioso sobre Ceuta y Melilla.
Todavía conmocionado por la última tragedia de la inmigración ilegal, José Luis Rodríguez Zapatero se comprometió, por otra parte, a trabajar con Marruecos para reforzar el control de las fronteras y cortar el paso a las mafias de la inmigración, que han encontrado en el noreste del país vecino un área desde la que operar. El presidente del Gobierno anunció desde la ciudad de Uxda que el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, viajará la semana próxima a Rabat para buscar una solución conjunta.
Salida de pateras
Uxda, situada en la frontera con Argelia y a unos 150 kilómetros de Melilla, se ha convertido en puerta de entrada de miles de ‘ilegales’ que esperan una oportunidad para llegar a Europa, y es también destino de subsaharianos retornados a África. Atrapados en una difícil encrucijada, son carne de cañón para los traficantes de personas. De estas costas, también de las cercanas Alhucemas y Nador, han salido la mayor parte de las pateras que en las últimas semanas han intentado llegar al litoral andaluz.
Zapatero aseguró que el trabajo con Marruecos ha permitido reducir de manera «drástica» los flujos de inmigración clandestina, y destacó que entre 2007 y 2008 se ha apreciado una mejora del control fronterizo. Pero admitió que las mafias han sido capaces de abrir nuevas rutas. «Seguramente – reconoció – es necesario incrementar la colaboración; pero al margen de eso, lo más importante es la lucha contra la pobreza». Así, insistió en que el drama de la inmigración ilegal no acabará hasta que se ataque el problema de fondo. «Los datos sobre la incidencia de la crisis alimentaria son cada vez más preocupantes», alertó.
El primer ministro marroquí lanzó su propio mensaje. Sabedor de las denuncias que desde Europa y en su propio país han vertido numerosas ONG por el trato dispensado a los inmigrantes irregulares en tránsito, defendió que Marruecos siempre ha respetado «la dignidad» de los «hermanos africanos». Lo curioso es que su autodefensa no respondía a pregunta alguna, aunque retrotrajo a las imágenes de cientos de personas abandonadas en el desierto.
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