TRINIDAD VICENTE SOCIÓLOGA DE LA UNIVERSIDAD DE DEUSTO

«No podemos esperar sentados a que los inmigrantes se adapten»

Tiene claro que no hay un modelo único para lograr la integración y que ésta debe ser una cuestión de debate

El Correo, C. ORTIZ MIRANDA DE EBRO, 11-07-2008

Buscar tiempo para un debate sereno y crear espacios dedicados al intercambio de opiniones y experiencias resulta básico para conocer al otro y que éste, a su vez, nos conozca a nosotros. Ese es el reto que se han marcado las I Jornadas Interculturales No Sexistas que comenzaron ayer con la ponencia ‘Mujeres inmigradas e integración social. Apuntes para la reflexión’, de la socióloga de la Universidad de Deusto, Trinidad Vicente, que dio paso a una posterior mesa redonda.
-Inmigradas que no inmigrantes, ¿cuál sería la diferencia?
-Inmigrante da a entender como que siempre se está desplazando, moviendo; mientras que inmigrada es que viajó en un momento dado y ahora está establecida aquí. No buscamos la integración de gente que viene hoy y se va mañana, sino que se va a quedar, al menos, un periodo largo de tiempo.
-¿Cuáles son los aspectos fundamentales sobre los que debemos reflexionar?
-La integración es percibida por el conjunto de la población como algo positivo y que hay que lograr, pero sobre lo que no existe un modelo único ni una teoría ideal. Hay que analizar cómo los llevamos a la práctica. También hay que reflexionar sobre quiénes deben ser los protagonistas. A veces lo dejamos todo en mano de los inmigrantes, pero deberíamos entender que no se van a integrar si nosotros no tomamos partido.
-¿Cuál debería ser la mano que tendemos a los recién llegados?
-El gran reto sería reconocer a estas personas como tal, con todos sus derechos y no pensando que sólo tienen deberes. A partir de ahí, se podrían trabajar varios elementos a la vez; aunque es cierto que la integración económica y laboral va a ser muy importante. Muchas veces se dice que los inmigrantes son rechazados por ser pobres, más que por extranjeros.
-¿Qué papel deben jugar los políticos en este proceso?
-El de liderazgo. Muchas veces a la población le falta información o toma decisiones en función de prejuicios; por tanto la clase política debería encargarse de impulsar el proceso de integración y no de retroalimentar los estereotipos. Por ejemplo, que la población mayoritaria no demanda el voto para los inmigrantes no elimina ese derecho para una minoría.
-¿La integración de las mujeres tiene sus características propias?
-Sí. Su nicho principal de empleo es el servicio doméstico, muchas veces en el mercado sumergido, lo que hace que no se las visibilice y no se les dé voz para que expresen sus propias ideas.
-¿La adaptación es distinta en función del origen de estas mujeres?
-Tendemos a homogeneizar colectivos en función del origen nacional y eso es un error. Por ejemplo, dentro de las mujeres marroquíes hay una gran heterogeneidad, no es lo mismo una chica joven, de ciudad y universitaria, que otra del campo y sin estudios que viene vía reunificación familiar. Evidentemente, en su caso el idioma va a ser una dificultad que no van a tener las latinoamericanas. Pero que un colectivo tenga más problemas debería hacer que tomásemos más iniciativas para favorecer su integración. No podemos cruzarnos de brazos y esperar a que ellos solos se adapten, siguiendo la máxima de allá donde fueres haz lo que vieres. Eso no va a ser posible.

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