V. BECERRIL

ROMA. Además de las críticas internas, el ministro Maroni encajó ayer mal la votación del Parlamento Europeo, en contra de la decisión del censo gitano. Según Estrasburgo, «Italia se tiene que abstener de recoger las huellas dactilares a los gitanos, incluidos los menores, y a utilizar los datos hasta ahora depositados, en cuanto que esta medida supondría un acto de discriminación». «Indignado, entristecido y dolido», fueron las palabras que utilizó el ministro del Interior al conocer la noticia, pasando después al ataque señalando que «el Parlamento europeo se aprovecha de la piedad que despiertan las minorías étnicas para atacar las acciones de un gobierno europeo que por primera vez quiere hacer algo ante la situación de degradación social y humana que viven». Por su parte el ministro de Exteriores, Franco Frattini, consideró la votación del Parlamento «una acusación totalmente infundada, fruto de un voto político».