CANELA FINA

Inmigrantes : la gran maniobra del PSOE

El Mundo, LUIS MARIA ANSON, 11-07-2008

La decisión de Zapatero en el año 2005 de legalizar masivamente a los inmigrantes fue considerada en la Europa sin fronteras como un enorme disparate. Pero el think tank monclovita no da una puntada sin hilo. La maniobra no era disparatada sino que tenía aliento y alcance. Enmascarándose tras la solidaridad y los derechos humanos, el PSOE pretendía y pretende alterar el equilibrio electoral en nuestra nación.


Madrid es todavía el faro de las Españas. La superioridad del PP en el Ayuntamiento resulta aplastante y parece imbatible. Sólo alterando el censo electoral, los socialistas pueden recuperar la capital de España. Ese es el gran objetivo de Zapatero para dentro de tres años. En agosto de 2005 se lanzó la gran consigna desde un editorial de «El País»: «Al menos en las elecciones locales, el que cotiza vota».


Rajoy se chupaba el dedo en sus vacaciones estivales. En Moncloa se le trataba como a un pardillo. Estaban seguros de que se la meterían doblada. Yo publiqué una canela fina, el 29 de agosto de ese año 2005, titulada La jugarreta de legalizar inmigrantes . Se podría reproducir hoy sin alterar una coma. La maniobra socialista estaba clara. Insistí posteriormente con varios artículos denunciando la operación.


Zapatero ni siquiera quería entrar en la nacionalización de los inmigrantes legalizados aunque la haya multiplicado por seis con relación a la etapa aznarí. Tras la concluyente derrota en las municipales madrileñas en el año 2007, bastaba con una ley en el Congreso otorgando el voto a los inmigrantes agradecidos, y legalizados contra Europa por el PSOE, para abrir expectativas de victoria en las municipales del año 2011. Caldera, como Anasagasti, no tiene un pelo de tonto. Sabía muy bien lo que hacía.


Y en esa maniobra estamos. He hablado con varios dirigentes del PP. Algunos creen que los inmigrantes no tienen por qué votar socialista, sobre todos los iberoamericanos, entre los que predomina el sentimiento religioso católico; otros, con los pies en la realidad, y en atención a los oficios y trabajos que desempeñan, piensan que de cada diez inmigrantes , siete votarán al PSOE. Por fortuna, Alberto Ruiz – Gallardón, el político más capaz entre los que hoy rodean a Rajoy, habrá advertido ya la maniobra que va a consumarse. Y tiene tiempo para defender su gestión entre la población inmigrante, hercúlea operación de resultado bien dudoso, a pesar de lo convincente que resulta la palabra pedernal del alcalde madrileño.


La primera batalla de la guerra por Madrid en las municipales se consumará dentro de unos meses en el Congreso de los Diputados. No hará falta nacionalizar, que eso es, en el mejor de los casos, lento y engorroso. Bastará con aplicar la fórmula que El País adelantó en un editorial: «El que cotiza, vota». El censo electoral quedará así profundamente alterado y el PSOE dispondrá de un nuevo caladero de votos. No parece claro que la fórmula pueda legalmente aplicarse en las autonómicas. Para esas elecciones habría que nacionalizar. Y ya se está haciendo tenaz y aceleradamente. Zapatero, salvo que tenga una nueva ocurrencia como la de presentar como candidato a un amiguete desconocido, se empleará a fondo y personalmente en Madrid. El presidente ciertamente no es un encantador de serpientes; es una serpiente encantadora.


Cuando Soraya y Dolores bajen de la nube en que están instaladas, podrán explicar al Rajoy de las gloriosas derrotas la que se le viene encima al PP. La capital madrileña, tal vez también la valenciana, faros de la presencia popular en España, corren peligro. La “disparatada” política de legalizar masivamente a los inmigrantes no era tan disparatada. Valía la pena desafiar los cachetes europeos si se abrían horizontes para el triunfo socialista en Madrid. Y eso es lo que se ha hecho, eso es lo que se está haciendo frente a la política exangüe de Mariano Rajoy.


Luis María Anson es miembro de la Real Academia Española.

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