ARMANDO AVELLANEDA

Inmigración y propaganda

- La UE responde al incremento migratorio, pero lo necesita para pagar las pensiones

Diario de Navarra, ARMANDO AVELLANEDA ARVALO ES PERIODISTA VENEZOLANO, 09-07-2008

L A nueva política de la Unión Europea hacia la inmigración ilegal, aprobada por el europarlamento el 18 de junio, desató una polémica global. Las reacciones provinieron, en especial, de América Latina, convertida en exportadora de capital humano a esa región.

Destaca la amenaza del presidente venezolano, Hugo Chávez, de no vender petróleo a los países que expulsen inmigrantes, una declaración propagandística que busca recuperar su imagen entre los radicales de izquierda y los desvalidos del continente americano.

La nueva política europea ante la inmigración, que entrará en vigencia dos años después de su publicación oficial, es la respuesta al incremento de los flujos migratorios ilegales y al nerviosismo de muchos ciudadanos, que ven en los extranjeros una amenaza para su estabilidad laboral, social y cultural. Permite gestionar la expulsión de inmigrantes sin papeles; establece un lapso de 7 a 30 días para la salida voluntaria de éstos del país; permite una retención de personas hasta por 6 meses, que puede ampliarse a 18 para aquellos que no cooperen. Las personas deportadas podrán volver legalmente al territorio de la UE sólo 5 años después de su expulsión.

El argumento de la lucha contra la inmigración ilegal es válido y plausible. El problema está en que se duda de que la medida detenga esos flujos. Las condiciones políticas, económicas y ambientales de los países de origen que estimulan la inmigración no se corregirán con esta directiva, razón por la cual el riesgo de acciones desesperadas para llegar a Europa puede que se incremente. La molestia general se centra en que un continente que durante los primeros 50 a 60 años del siglo XX generó un alto número de inmigrantes, sea ahora el que tome medidas drásticas para frenar la llegada de personas que viajan por dos razones principales: huyen de los problemas políticos de su país y buscan un trabajo para mejorar las condiciones de vida de sus familias. Es cierto que muchos migrantes europeos viajaron a los países de destino con contratos de trabajo. Pero muchos otro no, y fueron a buscar suerte en otros países, como los latinoamericanos. Allí hicieron los más disímiles, variados y complicados trabajos.

Es innegable que lucharon a brazo partido por mejorar su situación y que hoy están en su nueva patria en condiciones inmejorables o en sus naciones de origen, disfrutando de un agradable retiro. Sus hijos son ahora ejecutivos en América Latina, integrados a esas sociedades o han vuelto a la tierra de sus padres como profesionales.

Razones afectivas aparte, Europa necesita de la inmigración para renovar su cultura; para pagar las pensiones del futuro y para aumentar su población envejecida. Para 2003, la tasa de fecundidad de la UE era de 1,48 hijos y sólo el 16,6% de la población era menor de 15 años. Esta realidad no la subsanan las ayudas económicas para maternidad; sólo la inmigración, una ordenada.

Las reacciones a la decisión europea eran previsibles. Sin embargo, la amenaza del mandatario venezolano de cortar el suministro de petróleo no. Los venezolanos no serían los nacionales más afectados por esa directiva. La mayoría de los que buscan su vida en Europa suelen ser hijos de europeos, razón por la cual estarían legales. Pero Chávez debía aprovechar esta oportunidad.

Sin embargo, no fue así. La amenaza hubiera sido impactante si tuviera consecuencias fuertes para Europa, cosa que, al parecer, no es así. Caracas exporta a la UE 176.000 barriles diarios de petróleo, y 97.000 barriles de productos refinados y líquidos de gas natural, según datos de Petróleos de Venezuela. El consumo energético europeo para 2005 fue de 1.700 millones de toneladas equivalentes al petróleo, de las cuales el 38% fue de petróleo y el 23% de gas. Es decir, que la medida venezolana poco impactaría en el viejo continente, quizás la mayor afectada sería la propia Venezuela.

El origen de esta amenaza hay que buscarlo en la necesidad de popularidad. Chávez enfrenta un nuevo proceso electoral (elecciones regionales) vital para su idea de gobernar hasta, mínimo, el 2021. Hoy controla 22 de 23 gobernaciones y un Distrito Capital y más de doscientas alcaldías de 350. Perder terreno frente a la oposición significaría una derrota más que lo debilitaría ante su base de apoyo. Por ello se debe mostrar desafiante contra el exterior, retando a los “poderes imperiales”.

A la vez, necesita aumentar su debilitada popularidad en el exterior, sobre todo entre los movimientos radicales de izquierda, gastada tras su reciente llamado a las FARC a que dejen las armas interpretado como un cambio táctico. La propaganda es uno de los elementos que Chávez ha utilizado para posicionarse como un adalid de los pobres de Venezuela y del mundo, y es esa herramienta la que usa ahora, aprovechando una nueva coyuntura.

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