Miles de italianos se manifiestan contra las leyes impulsadas para blindar a Berlusconi

El Mundo, IRENE HDEZ. VELASCO. Corresponsal, 09-07-2008

Veltroni se desmarca de la protesta tras convocar una propia y apostar por una oposición dialogante La otra Italia – la que abomina de Silvio Berlusconi, la que considera que el primer ministro está legislando en función de sus intereses personales, la que observa con estupor las medidas contra los inmigrantes y ve en ellas un resurgir del fascismo – hizo ayer una demostración de fuerza. Al grito de «Detengamos al caimán», miles y miles de personas (100.000 según los organizadores, 15.000 a decir de la Policía) se echaron ayer por la tarde a la calle en Roma y, desafiando al calor, abarrotaron a partir de las 18.00 horas la Piazza Navona para dejar constancia de su oposición a Il Cavaliere.


La protesta, la primera gran concentración contra Silvio Berlusconi desde su llegada por tercera vez al poder tras arrasar en las elecciones generales del pasado abril, llevaba el elocuente título Il No Cav. Day, el día contra Il Cavaliere. Y su principal objetivo era protestar por la legislación que está impulsando el Gobierno de Berlusconi, y que muchos consideran que busca descaradamente beneficiar al primer ministro en el terreno judicial. No en vano, la mayoría de las pancartas hacían referencia a esa cuestión.


«Todos somos iguales ante la ley», se leía en una de las pancartas que decoraban el escenario desde el que tomaron la palabra el ex fiscal y líder del partido La Italia de los Valores, Antonio Di Pietro, el abanderado de la anti – política Beppe Grillo, el novelista Andrea Camilleri o el filósofo Flores D’Arcais, entre otros.


«Aunque bloquee sus juicios sigue siendo un delincuente mafioso», proclamaba el cartelón con el que cargaba un anónimo asistente. «Igualdad, fraternidad y sobre todo, legalidad», rezaba otro letrero. «Todas las dictaduras nacen en nombre del pueblo», se leía en la camiseta que lucía Cecilia, una empleada del Ayuntamiento de Roma. «Talismán contra el caimán: el cerebro», pregonaba la pancarta que empuñaba una adolescente. «Acabemos con él», pedía a gruesos trazos de rotulador otro cartel. Aunque el lema más popular, el que se leía en más camisetas, era «Fermiamo il caimano (detengamos al caimán)».


«Es una vergüenza lo que está ocurriendo en Italia. Pero, sobre todo, es una ilegalidad», afirmaba Caterina Lombardi, una romana de 38 años empleada en una editorial. «Esto no es una democracia, sino una dictadura, porque por delante del bien común está el interés de Berlusconi de librarse de la justicia», aseguraba Pietro Rossi, profesor universitario.


Y mientras ellos se desgañitaban gritando consignas contra Berlusconi, a sólo unos metros de la manifestación de Piazza Navona, en la Cámara de los Diputados, el Gobierno pisaba ayer a fondo el acelerador sobre el proyecto de ley para conceder inmunidad judicial a los cuatro máximos representantes del Estado, incluido obviamente el primer ministro. El proyecto de ley podría completar su trayectoria en la Cámara baja en un tiempo récord de 24 horas (la votación está prevista para esta misma noche) y pasar a continuación al Senado, de manera que antes de que acabara el mes habría acabado su trámite parlamentario y entraría en vigor. Todo un respiro para Il Cavaliere, que ahora mismo tiene dos procesos pendientes que esa ley dejaría inmediatamente en suspenso: uno por corrupción judicial del que está a punto de salir la sentencia y otro en fase preliminar por haber enchufado a actrices en producciones de la televisión pública italiana, la RAI.


La concentración contra Berlusconi la convocaba La Italia de los Valores, el partido que lidera el ex fiscal de Manos Limpias Antonio Di Pietro. Y no fue secundada por el Partido Demócrata (PD), el más importante de la oposición. Al fin y al cabo Walter Veltroni, su líder, está apostando por una oposición más dialogante que beligerante, convencido de que sólo de esa manera el centroizquierda logrará los votos necesarios para alcanzar el poder.


Una política que le está valiendo no pocas críticas, dentro sobre todo de sus propias filas, a las que Veltroni ha hecho frente convocando para el 24 de octubre una gran manifestación en Roma contra Berlusconi. «Pero para entonces ya será tarde, porque el Caimán se habrá blindado judicialmente y no habrá manera de hacerle responder ante la justicia de sus actos», se queja Stefano Brevini, de 38 años y empleado en una compañía de seguros. «Cuando hay que echarse a la calle es ahora», aseguraba.


No faltó, por supuesto, la polémica. Sobre todo cuando algunos de los que tomaron la palabra en la tribuna de oradores osaron arremeter contra dos de los grandes tabúes de Italia: el Papa y el presidente de la República. Beppe Grillo se despachó a gusto contra el presidente Napolitano, al que ha rebautizó como Morfeo, acusándole de estar dormido. Y la humorista Sabina Guzzanti se encargó de atacar al Papa: «Dentro de 20 años Ratzinger estará muerto y en el infierno, atormentado por los diablillos».

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