Silencio sobre la ampliación del aborto, y a por el voto inmigrante
ABC, 07-07-2008G. SANZ
MADRID. No fue Leire Pajín, sino la médica inmigrante dominicana Bernarda Jiménez Clemente (1950) la primera en enterarse que estaría en la nueva Ejecutiva Socialista. Como secretaria Ejecutiva de Integración y Convivencia. Se lo contó José Blanco a principios de esta semana, según reconoció éste a los periodistas el pasado jueves, cuando les enseñó los preparativos en el Palacio de Congresos Juan Carlos I para el 37 Congreso. En tono críptico, comentó que «una mujer, profesional, militante», pero sin cargo orgánico ya sabía en ese momento que estaría. El ya vicesecretario general lo justificó en la posibilidad de que Jiménez dijera «no» y hubiera que buscar recambio.
La anécdota es reveladora del interés que han puesto desde un principio Zapatero y Blanco en convertir el cónclave cerrado ayer en la plataforma publicitaria ideal para hacer del PSOE una suerte de «partido de los inmigrantes» frente al PP. Un impulso que comienza en la misma noche electoral del 9 – M, cuando la cúpula socialista, aún contenta por su victoria, ve que distritos de Madrid, Valencia y varias ciudades de Andalucía y Cataluña, tradicionales graneros del PSOE, le dan la espalda. Y el análisis que se hace es que, además de los problemas electorales del PSM y el PSPV desde hace quince años, ha habido un cambio sociológico en esos barrios con la llegada de extranjeros al que hay que dar cauce.
El pasado viernes, al inicio del cónclave, filtraron que la ponencia marco se recogería finalmente la decisión política de entablar acuerdos recíprocos con los países de origen para que 1,3 millones de trabajadores inmigrantes con permiso de residencia permanente puedan votar en las municipales de 2011. Y ayer, la gran sorpresa: la llegada de una médico dominicana a la dirección de un partido español por vez primera en la historia. Y ayer, en su discurso de clausura, Zapatero ya le puso a Bernarda Jiménez claros sus objetivos: «La primera condición para que sea posible es que los inmigrantes lleguen de manera ordenada y legal. Ese es y debe ser nuestro primer esfuerzo: ordenar la inmigración y encauzarla», dijo.
Giro a la izquierda, pero menos La sorpresa vino dada porque Zapatero evitó decir que el Gobierno vaya a aprobar próximamente una Ley de Plazos. Se limitó a agradecer «que nos hayamos atrevido a reflexionar en voz alta que no es posible nunca incriminar a la mujer que se siente en la necesidad de interrumpir un embarazo, que no consentimos que se persiga a una mujer porque ejerció su derecho a interrumpir un embarazo no deseado».
Sí dijo que, «tras este Congreso», va a crear una regulación estatal del «testamento vital», ya legislado en algunas autonomías, y un protocolo para toda España de cuidados paliativos en enfermos terminales. «No quiero un país en el que, por razones de partido o por razones ideológicas, se persiga con saña a quien trata de evitar el sufrimiento a los demás», en referencia al polémico doctor Montes y las sedaciones en el hospital de Leganés (Madrid).
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