La Guardia Civil estrena su primer avión, que tripulará el Ejército del Aire
ABC, 01-07-2008CRUZ MORCILLO
MADRID. Contar con aviones propios era una «vieja aspiración» de la Guardia Civil. Tras la crisis de los cayucos y el despliegue operativo en las costas africanas se convirtió en objetivo prioritario. Ayer se presentó en sociedad el primero de los dos comprados por el Instituto Armado, un CN – 235, con una autonomía de 4.700 kilómetros y nueve horas de vuelo, que se dedicará al patrullaje marítimo. Su labor básica será detectar embarcaciones de inmigración ilegal y de droga. El 1 de agosto empezará a volar y en septiembre se le unirá su hermano gemelo, ambos con base en Gando (Gran Canaria) y cada uno con un coste de 25 millones de euros.
El avión «será operado por el Servicio Aéreo de la Guardia Civil», reza el comunicado del Ministerio del Interior, es decir, el titular de las operaciones es el Instituto Armado; sin embargo, la tripulación – piloto, copiloto, mecánico y dos operadores de sistemas, mínimo – pertenece al Ejército del Aire y será así durante bastante tiempo, según fuentes del Cuerpo. La «colaboración» entre militares no ha sido acogida con el mismo entusiasmo en el Servicio Aéreo. Algunos pilotos de helicóptero – la Guardia Civil cuenta con 37 aparatos – se han postulado como candidatos a pilotar la nueva aeronave, aunque sin éxito.
Sin escenario independiente
El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, que apadrinó la presentación del avión en la base de Torrejón de Ardoz, señaló que los oficiales del Ejército del Aire serán quienes formen a los pilotos de la Guardia Civil. No obstante, según fuentes de la Benemérita, «no se ha fijado un horizonte temporal para el relevo y la misión «de apoyo» tiene vocación de perdurar en el tiempo. No se ha previsto un escenario independiente».
«La Guardia Civil ha invertido mucho dinero y tiempo en formar a los actuales pilotos de helicóptero y no tendría sentido perderlos», explica un oficial. Desde la parte afectada replican que en la convocatoria de formación sólo se han previsto plazas para oficiales – los pilotos del Ejército son todos de las escalas superiores – . De momento, en el nuevo avión «anticayucos» volarán militares y un oficial de la Benemérita encargado de la operación diaria y la coordinación. En unos meses, los operadores de sistemas sí serán guardias civiles y en uno o dos años el mecánico. Para los pilotos no hay fecha. Se ha contado con agentes con título de piloto civil que deben «militarizar» su titulación, dado que se trata de un avión militar, y se ha previsto una convocatoria de nuevos funcionarios que pasarán por la Academia del Aire de San Javier (Murcia).
El avión, dotado con radar de vigilancia, torreta de cámaras de TV e infrarrojos, sistema de identificación automática de buques (AIS) – no detecta a los barcos ilegales – y un sistema de sensores exteriores que proporcionan información adicional, se une al despliegue de radares en costa, patrulleras y helicópteros, insuficientes ante las cada vez más arriesgadas rutas de las mafias de la inmigración ilegal, que se separan hasta 50 millas de la costa para salvar las barreras. La misión de alerta del CN – 235 al resto de medios es básica, como ocurrió con el avión italiano que ha patrullado Senegal y Mauritania intermitentemente desde que comenzó la crisis de los cayucos.
La Guardia Civil quería un avión y va a tener dos, «especialmente versátiles», en palabras de Rubalcaba, que ayer sólo estaba interesado en hablar de fútbol, de Luis Aragonés y de euforias, y rehuyó el resto de preguntas de los periodistas. Se ha buscado que si se acaban las pateras, la aeronave sirva para otros menesteres – salvamento, apoyo logístico, crimen organizado y cómo no, vigilancia de objetivos terroristas – y quede amortizada.
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