«Aprendemos a convivir, pero existen pequeños racismos cotidianos»

«Los países del Magreb no están bien considerados por su cultura y la islamofobia que existe en esta sociedad»

Diario Vasco, JAVIER MEAURI0, 01-07-2008

Paulí Dávila ejerce de catedrático de Historia de la Educación en la Universidad del País Vasco y expone sus argumentos sobre La inmigración, diversidad cultural e información del profesorado, dentro de los Cursos de Verano de la UPV. Sevillano y euskaldun, cree que España lleva un retraso con respecto a países como Francia o Alemania en reconocer la pluralidad que otorga el fenómeno de la inmigración, frase con la que él designa lo no que considera un problema, sino una riqueza cultural.

- ¿Defiende que la inmigración no es un problema?

- Por supuesto. Es un fenómeno que hay que tratar. Conlleva relaciones sociales de acomodación y una sociedad que se preste a la acogida. Creo que sí existe un problema en los medios de comunicacíon, que incitan al racismo y a la xenofobia. El papel de los medios es bastante negativo con respecto a la inmigración y creo que es algo que hay que cerrar.

- ¿Y ésta es una situación que se da principalmente en España?

- No. Existe en toda Europa, por no decir en América. En países como Holanda ha bajado mucho, pero en otos lugares como por ejemplo Eslovaquia el racismo contra los habitantes de países del Este, contra los gitanos y las personas descapacitadas psíquicas es muy preocupante.

- Los magrebíes tampoco son muy bien recibidos

- No los africanos y los países del Magreb no son bien considerados. Por un lado está su cultura y la islamofobia. Por ejemplo, no nos metemos con la forma de vestir de nuestro jóvenes, pero sí rechazamos que las mujeres lleven el velo, cuando este posicionamiento puede ser una manifestación de su religiosidad o simplemente para rechazar esta islamofobia de la que antes hablábamos.

- Con todo, el racismo no ha aumentado.

- La verdad es que se ha mejorado. Existen pequeños racismos cotidianos. Que si eres gordo, que eres demasiado alto o bajo, que si tu color de piel es diferente. Pero estamos aprendiendo – con todos los problemas – a convivir.

- La educación juega en este tema del racismo un papel fundamental.

- Sí. Lo que ocurre es que habitualmente carece de herramientas. Hay demasiado alumnado por clase, gente con problemas diferentes y un desconocimiento de la Convención de los Derechos del Niño – que está firmada por España – y que en su artículo segundo defiende la no discriminación. Pero los educadores no reciben la formación adecuada. Por otro lado, hay que respetar el derecho a la indiferencia, no a la diferencia. Es decir que la escuela y la educación tienen que adaptarse a las personas, respetando los derechos humanos, sin que tengan que ser los alumnos los que se adapten al sitema educativo.

- ¿Pero la escuela no basta?

- No. Defiendo una formación inclusiva en la que se favorezcan los procesos de integración tanto dentro como fuera de la escuela. El curso en el que estoy implicado pretende estudiar la inmigración y la educación con el objetivo de que los profesionales tengan conocimiento de las mejores soluciones para atender a este fenómenoque cada vez está más presente en nuestras aulas.

- Va a hablar también del caso de la población catalana de Vic.

- Es un ejemplo. Se han juntado el Ayuntamiento, los encargados de enseñanza de las escuelaa públicas y privadas, las asociaciones de padres y han tomado la decisión de que los colegios no sean un gueto que recoja únicamente a los alumnos de distintas etnias como ocurre en muchos lugares del Estado. Ha sido un ejercicio de responsabilidad y de tarea en común que está reportando muchos logros a aquella sociedad.

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