EL FUTURO DE EUROPA / El presidente francés coloca el medioambiente, la emergencia energética y la inmigración como fundamento del semestre que hoy comienza / Ofrece una entrevista televisiva que convierte en mitin electoral
Nicolas Sarkozy recomienda «una forma profundamente distinta de construir Europa»
El Mundo, , 01-07-2008Nicolas Sarkozy el catódico ha iniciado la Presidencia europea en un plató de televisión. Es hoy cuando comienza oficialmente el semestre tricolor, pero el jefe del Estado francés aprovechó anoche las cámaras de la cadena pública France 3 para adelantar la agenda y prometer una Europa más sensible a los problemas y las inquietudes de los ciudadanos.
Se trata de una respuesta implícita al contratiempo de los irlandeses. Un no plebiscitario que deriva la UE a una crisis institucional y que complica la presidencia francesa en sus cometidos estructurales.
«Europa inquieta a los ciudadanos. Por eso hay que cambiar profundamente la manera de construirla», proclamaba. «Hay que reflexionar en la manera y en los medios para proteger a los europeos de los problemas cotidianos. Hay que proteger a los europeos de los peligros de la globalización».
Empezando, claro, por la emergencia del petróleo. Sarkozy reivindica con más fuerza que nunca la cultura de la energía nuclear. Defiende a ultranza el camino de las energías renovables e insiste en rebajar el IVA al petróleo como factor atenuante a la escalada en los precios del barril de crudo.
Tendrá que disuadir el escepticismo de los países europeos. Igual que va a sucederle en el dossier que Sarko consideraba ayer como el más «difícil» de la Presidencia, a saber, un cambio de paso en la política medioambiental.
Salvación planetaria
El jefe del Estado entiende que la UE debe ser ejemplar en la conciencia ecológica. Y propone a sus socios del mapa una terapia de salvación planetaria que debería entrar en vigor en 2020 al abrigo de tres principios: reducir un 20% los gases de efecto serra, aumentar un 20% el impulso a las energías renovables y penalizar con tasas los productos de los países exportadores que no respetan los protocolos del control de CO2.
Sarkozy, eficaz y divulgativo en su discurso, no hizo venir a las cámaras al Elíseo. Se desplazó él mismo a los estudios de la televisión pública. Una iniciativa insólita y también estratégica. Pretendía el jefe del Estado apoyar con su presencia al Ente, especialmente ahora que la reforma estructural en curso implica la abolición de los espacios publicitarios.
En cierto modo, Sarkozy tuvo a su disposición una hora de espacio electoral a medida. La aprovechó polifacéticamente para declararse europeísta y para sostener que la UE necesita de mecanismos de protección. Sea para contener ciertas economías emergentes – India, China – , sea para evitar el peligro del liberalismo en el ámbito del mercado agrícola, o sea para levantar medidas contra la inmigración indiscriminada.
Fue el dossier al que dedicó ayer más tiempo y más vehemencia gestual. Reprochó de pasada a España las regularizaciones masivas y repitió que la UE necesita un pacto común para regular los flujos, ayudar a los países de origen y agilizar con orden los expedientes de expulsiones.
«El objetivo que yo me he fijado es que a los extranjeros que vienen podamos ofrecerles alojamiento, empleo, garantías. No quiero hacer el juego de los negreros. No quiero poner en discusión los sistemas de protección social. Y cuando un inmigrante no tiene papeles, se le debe reconducir a la frontera. La integración pasa por la legalidad y por la ley. También tengo corazón. No participo del juego retórico por el cual quienes ejercemos una responsabilidades carecemos de sentimientos», explicaba Sarkozy en un pasaje sentimental de su discurso en France 3.
El debate tenía que derivarse necesariamente a la crisis institucional. Irlanda le ha puesto un palo entre las ruedas a la bicicleta rumbosa de Sarkozy, aunque el presidente de turno va a desplazarse hasta Dublín para conocer de cerca el escepticismo insular al modelo comunitario.
Y quede claro que el proceso de ratificación del Tratado de Lisboa va a seguir adelante. Sarkozy no quiso manifestarse sobre si Irlanda debía celebrar una nueva consulta, aunque también dijo que si la Constitución no obtiene el visto bueno de los 27 tendrá que paralizarse el proceso de ampliación y demorarse la entrada de los países que llaman a la puerta.
«Soy consciente de que muchos de los ciudadanos europeos se preguntan si el ámbito nacional no les protege mejor que el ámbito europeo. Europa se encuentra en la dinámica de adelante – detrás, adelante – detrás. Por eso insisto en que tenemos que construirla de otra manera», explicaba Sarkozy.
No fue la única declaración valiente. También le lanzó un par de andanadas a los sabios del Banco Central Europeo. Más o menos les reprocha haber desarrollado una visión demasiado parcial de las emergencias económicas: «No se puede limitar sólo a la inflación el criterio del crecimiento», señalaba Sarkozy vestido de oscuro como en un funeral.
elmundo.es
Especial:
El reto europeo.
LOS EJES DE LA PRESIDENCIA FRANCESA DE LA UNION
1. Crisis institucional. La Presidencia francesa se ve complicada por el ‘no’ irlandés al Tratado de Lisboa. Nicolas Sarkozy proclama cambios profundos en la manera de construir Europa
2. Cultura de la energía nuclear. El presidente francés defiende a ultranza el camino a las energías renovables e insiste en rebajar el IVA al petróleo para atenuar la escalada de precios.
3. Conciencia ecológica. Francia propone a sus socios un plan para 2020, basado en reducir un 20% los gases de efecto invernadero y penalizar con tasas los productos de los países exportadores que no respetan los protocolos de control de CO2.
4. Mecanismos de protección. Se pretende contener economías emergentes como China.
5. Inmigración. Sarkozy se propone levantar medidas contra la inmigración indiscriminada. Reprocha las regularizaciones masivas realizadas en el pasado por España y reivindica un pacto común europeo para regular los flujos, ayudar a los países de origen y agilizar con orden los expedientes de expulsiones.
6. Ampliación. El proceso de ratificación del Tratado de Lisboa debe seguir adelante, pero si la Constitución no obtiene el visto bueno de los Veintisiete tendrá que paralizarse el proceso de ampliación y demorarse la entrada de los países que llaman a las puertas de la UE.
7. Banco Central Europeo. Reprocha a la institución su visión parcial de la crisis económica.
La Torre Eiffel se tiñe de azul para simbolizar la bandera europea
R. A.
PARIS. – La Torre Eiffel cambiará de aspecto a partir de las 23 horas. No porque vayan a darle una mano de pintura, sino porque unos cañones de luz de color azul la recubrirán durante todas las noches del semestre para simbolizar la adhesión de París a la bandera europea.
Es el acontecimiento más vistoso del 1 de julio. Y no el único, puesto que una coral gigantesca interpretará El himno de la alegría de Beethoven delante de la fachada del Ayuntamiento de París.
Francia va a gastarse 190 millones de euros para animar la Presidencia. Será hiperactiva y extenuante, a imagen de Nicolas Sarkozy. De hecho, se han programado 40 reuniones y cumbres de altura. Incluida la que aloja a los países de todo el Mediterráneo el 13 de julio en la capital. La diplomacia gala trata de evitar un exceso de opulencia. Y el jefe del Estado parece estar buscando un papel de hada madrina a Carla Bruni, quien se postula como aglutinadora de las actividades benéficas.
A título complementario, la compañía de la Comedie Française llevará a cabo una tournée por los 27 países de la UE. Una manera de colonizar culturalmente y de hacerlo con sensibilidad.
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