Un hombre con orden de expulsión y de alejamiento mata a su ex novia

La víctima pidió ayuda dos veces a la Guardia Civil 48 horas antes de morir

El País, AMAYA IZQUIERDO - Las Rozas - 30/06/2008, 30-06-2008

De nada sirvió la orden de expulsión, ni la de alejamiento. Gabriela Toledo, de 31 años y origen boliviano, murió el sábado por la noche en la puerta de su casa, en la calle de Acacias de Las Rozas. Siete puñaladas, diseminadas por la parte frontal del tórax, acabaron con su vida. El presunto agresor y ex novio, René Andia Rosado, de 39 años y también boliviano, huyó tras cometer el crimen. Sobre él pesaba una orden de expulsión de España y otra de alejamiento, firmes desde marzo pasado. En lo que va de año, 36 mujeres han muerto a manos de su pareja o ex pareja.

René y Gabriela mantuvieron una relación hasta agosto de 2006, cuando ella decidió abandonarle porque la maltrataba. Él reaccionó con una agresión más: la levantó por el cuello y la amenazó con un cuchillo. Ella lo denunció. El 16 de mayo de 2007, el Juzgado de Instrucción número 7 de Majadahonda dictó una sentencia contra René Andia en la que le condenaba a siete meses de prisión por lesiones en el ámbito familiar. Esta pena se sustituyó, por imperativo legal, por la expulsión de España del acusado, con prohibición de regreso durante 10 años. También se le ordenaba el alejamiento de su víctima: no podía aproximarse a ella en un radio de 500 metros. René Andia recurrió el castigo, sin éxito. La justicia confirmó la sentencia el pasado marzo: expulsión y alejamiento.

“Gaby vivía atormentada”, explicaba ayer su madre, Palmira Camacho. A duras penas relata cómo vio morir a su hija frente a la puerta de su casa. “La oí gritar ‘¡mamita, mamita!’, y cuando abrí la puerta estaba tirada, junto a la escalera, sangrando. Él se abalanzaba sobre ella y me golpeó en el hombro para apartarme. Él se fue, pero mi hijita se estaba muriendo”.

Un vecino llamó a los servicios de Emergencia. Cuando los médicos de Protección Civil y la ambulancia llegaron a la vivienda, una casa humilde, no lograron salvar la vida de la mujer, que se desangró. El hijo de Gaby, de 10 años y nacido de una relación anterior, vio morir a su madre. Ayer pasó el día con su padre.

Las amigas y primas de la fallecida se reunían ayer con Palmira frente a una mesa ovalada de madera clara. Entre silencios, dejaban caer fechorías del supuesto asesino. “Él le decía ‘como no estés conmigo, te mato’, pero ella no le quería, no sabía cómo quitárselo de encima”, explicaba una de sus amigas. “Decía ‘voy a hacerle algo a tu madre, voy a matar a tu hijo’ y ella no sabía qué hacer”. Palmira explica cómo René Andia guardaba un cuchillo bajo la almohada para obligar a Gaby a acostarse con él cuando se introducía en la habitación que compartían Palmira, Gaby y el niño. “Yo le decía a él que guardase respeto, que no lo hiciese allí, conmigo y con el niño delante”, explica Palmira.

La madre relata que cambiaron la cerradura de la vivienda en innumerables ocasiones. Cuando él veía que no podía entrar, le robaba el bolso a Gaby para quitarle las llaves, dicen las mujeres. También explican que René Andia denunció a Palmira para chantajear a Gaby. “O pasas conmigo la noche, o no quito la denuncia a tu madre”, decía. Desgranan decenas de tretas. Hablan de los graffiti de la mano de René que rodean la casa de Gaby. “Gaby, te amo”, “conmigo o con nadie”. Las mujeres muestran las cartas, escritas a máquina, en las que él pedía a Gaby que le quisiese y perdonase. Que tenían que olvidar los “malos momentos” porque siempre los habían superado.

Palmira no puede evitar el llanto cuando se pregunta hasta cuándo seguirá pasando esto. “Yo no quiero que pasen estas cosas. Quiero que paren ya de matar a las mujeres”. Recuerda cómo su hija quería que ella y el niño se mudasen. "Me decía que me fuese con su hijo a casa de María

que ella no podía venir. Me dijo que nos fuésemos el sábado. Pero yo no quería dejarla sola. Yo no fui a trabajar para proteger a mi hijita. Ella quería protegerme y no se daba cuenta de que era yo quien tenía que cuidarla", lamenta Palmira.

El viernes pasado, Gabriela acudió al cuartel de la Guardia Civil de Las Rozas a denunciar las amenazas, reconoce el instituto armado. Explicó que ese mismo día había estado en una habitación de hotel con su ex novio. Los agentes iniciaron la búsqueda de René Andia por quebrantamiento de condena.

Luis Tomás Hernández, propietario del restaurante donde trabajaba Gaby, aseguró ayer que el sábado por la tarde, horas antes del asesinato, Gaby salió del establecimiento sobre las seis y media para poner otra denuncia por amenazas contra su ex novio.

“Habíamos notado en los últimos días que no estaba bien”, explicó Hernández. “Pero no fue hasta ayer que nos contó lo que pasaba. Dijo que su ex novio le había amenazado con matarla. Y a su hijo”.

Gabriela Toledo acudió de nuevo a la Guardia Civil el sábado, por segunda vez en menos de 48 horas. Pero ella, que iba acompañada por dos amigos, no pidió protección, según la Guardia Civil. Los agentes inspeccionaron el edificio donde vivía la mujer. No encontraron rastro alguno de René, según fuentes de la Guardia Civil. Seguían buscándole en Las Rozas. Sin éxito. Gabriela murió horas después.

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