La Ertzaintza desalojará en quince días a diez okupas de un caserón de Zestoa

Diario de noticias de Gipuzkoa, Kristina Fernández, 29-06-2008

La Cruz Roja sacó de la vivienda a dos menores y sus madres embarazadas por su propia seguridad

zestoa. Las diez personas de origen rumano que ocupan la casa ubicada a las afueras del barrio Arroa Behea en Zestoa tendrán que abandonar el edificio a mediados de julio. La alcaldesa de la localidad, Alazne Olaizola, confirma que la propietaria de la vivienda cerrará el acceso a la casa debido a la precaria situación en la que se encuentra la estructura del edificio.

“Hemos hablado con la dueña para pedirle una solución, de lo contrario, el Ayuntamiento se veía en la necesidad de ordenar que se derribara el edificio. Hace unos días nos informó de que ha tomado la decisión de clausurarlo, por lo que a mediados de julio la Ertzaintza hará efectivo el cierre. La situación del inmueble es realmente preocupante, pone en peligro la vida de los rumanos que viven en ella y creíamos que era necesario hacer algo, antes de que sucediera nada grave”, explica Olaizola.

El caserón de Arroa Behea carece de techo en algunas partes de la vivienda, faltan vigas y otras están sujetas con cinturones de vestir y el acceso al interior de la casa está cubierto con tablas y mantas. Vista la situación del edificio, la Cruz Roja y el Consistorio zestoarra se personaron en Arroa Behea para sacar a dos menores que residían allí junto a sus madres embarazadas. “Habíamos visto a niños en el exterior de la vivienda y, sabiendo en qué condiciones se encuentran, decidimos que la Cruz Roja se llevara a los pequeños a Donostia con sus respectivas madres, que estaban embarazadas de hasta seis meses, y todavía no habían ido a revisar su estado”, añade la alcaldesa.

El desalojo y cierre de la vivienda, que todavía no tiene una fecha concreta aunque, previsiblemente, tendrá lugar a mediados de julio, lo llevará a cabo la Ertzaintza, pero el Ayuntamiento se lo notificará previamente a los rumanos para que puedan sacar sus enseres: “Cuando sepamos el día exacto en que se vaya a cerrar el edificio avisaremos a las personas que lo habitan para que puedan sacar las pertenencias que deseen. No sé a dónde irán, pero visto el estado de la casa, es lo mejor que podemos hacer”, señala Olaizola.

Recogida de firmas La ocupación de la vivienda ha causado malestar entre los vecinos del barrio zestoarra en los últimos meses. Incluso buscaron apoyos para denunciar la situación: “Los habitantes de Arroa Behea nos hicieron llegar firmas para quejarse porque los ocupantes de la casa suelen estar la mayoría del tiempo fuera del edificio, frente a dos paradas de autobuses. Pero el Consistorio no podía hacer nada, la dueña del edificio era la que tenía que presentar la denuncia pertinente”, explica la alcaldesa.

A pesar de que la asociación de vecinos de Arroa Behea no quiere hacer declaraciones, NOTICIAS DE GIPUZKOA ha podido saber que algunos vecinos responsabilizan a los okupas del robo de material informático ocurrido en el barrio hace tres semanas. “Entraron a varios sitios y forzaron otros, robando ordenadores y herramientas. Hay voces que acusan a los rumanos, pero hay otros que dicen que no, ya que se dejaron cables que los rumanos podrían haber aprovechado”, expone una vecina del barrio.

Por su parte, los ocupantes del edificio niegan tajantemente los hechos de los que se les acusa. “Para robar nos pondríamos en la calle a pedir dinero”, dice un joven que habita en la casa desde hace tan sólo un mes y que es consciente de la situación en la que se encuentra la vivienda. “La casa está muy mal, pero no tenemos otro sitio al que ir. La dueña y la policía saben que estamos viviendo aquí, y aunque no estamos mal del todo, no permaneceremos aquí para siempre, sabemos que es algo temporal”, declara el joven rumano, resignado.

Sus compañeros aseguran que la situación ilegal en la que se encuentran no les ayuda. “No tenemos papeles y, sin papeles, no hay trabajo”, comentan. Hoy en día, son diez las personas que viven en la casa de Arroa Behea y señalan que hay gente enferma, como una mujer que lleva seis meses habitando en el edificio y que muestra los papeles con el diagnóstico de un médico, que le observa dificultad para respirar.

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