Asociaciones de derechos humanos en Marruecos advierten de que este verano habrá más llegadas de inmigrantes

Canarias 7, ACN Press Rabat, 26-06-2008

Los dos intentos de penetrar en Melilla a través del puesto fronterizo de Beni Enzar este domingo por más de un centenar de subsaharianos han vuelto a abrir el debate. Más de mil indocumentados se concentran en las ciudades limítrofes con España y Argelia, en el norte de Marruecos, y otros tantos lo hacen en otros puntos como Casablanca o Rabat.

En los próximos meses, durante el verano, se espera que comiencen a desplazarse hacia las fronteras para dar el salto a España por tierra, como el domingo, o a través del mar en patera y hasta la otra orilla, según advierten miembros de asociaciones de derechos humanos en el país alauita.

De los que lo intentaron este domingo, 78 fueron detenidos por los militares marroquíes, las fuerzas auxiliares, que pusieron en marcha redadas para dar con ellos. En total, apresaron a 110 personas sin papeles, 32 de ellas no habían participado en los conatos para penetrar a la carrera por el puesto de Beni Enzar, donde los agentes españoles aseguran no haber visto mucho refuerzo en los últimos días, tal y como había dicho el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.

“Los policías que hacemos el turno de noche hemos pasado de seis a diez, ya está”. Los agentes creen que cerca de una veintena de subsaharianos consiguieron penetrar en la ciudad autónoma, aunque la Delegación del Gobierno en Melilla insiste en que “sólo hemos detenido a ocho y están en el centro de retención de inmigrantes ”.

Hombres, pero también mujeres y niños –más de una veintena- fueron detenidos en Nador y las zonas boscosas de sus alrededores y conducidos a Comisaría, donde pasaron casi dos días. Este lunes por la tarde les esperaban tres guaguas a las puertas de las dependencias policiales. Con un mendrugo de pan en la mano y una botella de agua, fueron saliendo uno por uno para subir a los autocares.

El destino, la frontera con Argelia, más allá de Oujda, en el desierto. La desesperación dominaba el ambiente. Otra vez vuelta a empezar. En Oujda se concentran más de mil subsaharianos, cuenta Chakib Al Jayari, presidente de la Asociación de Derechos Humanos del Rif. “Allí viven y tratan de trabajar para reunir dinero y volver a Nador para intentar colarse en España; desde 2006 no se veía ningún intento de grupos tan numeroso”, aunque “sí que es habitual que vengan menos, de diez en diez para salir en patera”.

Sólo quince, según Hichan Baraka, de la Asociación de Derechos Humanos de Oujda, de los expulsados este lunes han conseguido regresar desde el desierto y cruzar de nuevo la frontera con Marruecos. Eran todo hombres. A las mujeres y los niños les resultará más complicado recorrer de nuevo el camino y llegar a la ciudad. “Otros están haciendo el camino inverso y se dirigen hacia Argelia; son varios grupos”, cuentan miembros de las asociaciones de derechos humanos; “allí dicen que hay menos presión policial y que tienen más facilidades para conseguir trabajo; en cuanto estén preparados intentarán otra vez dar el salto”. Decenas de estos subsaharianos se dirigían ayer hacia Argelia en un duro peregrinaje que no ha hecho màs que empezar.

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