Los expertos critican la "doble moral" europea en inmigración

El Día, , 25-06-2008

EL DÍA, Las Palmas

El Campus de Excelencia que se está celebrando en el municipio grancanario de San Bartolomé de Tirajana debatió ayer el papel de Europa como continente receptor de los flujos migratorios en la actualidad. Uno de los participantes, Juan Ramón de la Fuente, presidente del Instituto de Estudios Latinoamericanos (IELAT), denunció la “doble moral” de las políticas europeas de inmigración, que se imponen con criterios, a su juicio, “xenófobos”.

“Parte del problema que tenemos en este contexto de la globalización es que hay un libre mercado de productos, pero no se da un libre flujo de personas”, afirmó.

Por su parte, la presidenta de la Federación Latinoamericana de Abogadas, Ana Lucía García, señaló que le “duele profundamente” lo que ocurre en el continente europeo, que no trata a los inmigrantes con la misma “calidez” o “receptividad” con la que Latinoamérica acogió a los europeos en el pasado.

Julios Coles, presidente de Africare, declaró que la única salida para mejorar la situación actual es la educación, mientras resaltó los beneficios que tienen los fenómenos migratorios, como la contribución laboral o la transferencia de capacidades técnicas.

Barreras

En este sentido, Ana Victoria Durruty, directora de prensa de la Universidad Andrés Bello, apuntó que “se está produciendo un fenómeno curioso en la actualidad y es que, en plena era de las comunicaciones, los países se esfuerzan en poner barreras”.

Los participantes también relacionaron a Canarias con África, “por su clima y por su cercanía”, pero también con América, puesto que muchos latinoamericanos tienen antepasados canarios. Así, la directora general de Protección del Menor del Gobierno de Canarias, Carmen Steinert, manifestó que “no es posible” poner fronteras y aseguró que se está trabajando con aquellos países de donde vienen esos flujos migratorios.

Asimismo, explicó que el Gobierno está aplicando políticas de inmigración y de integración para poder combatir la cara más “dramática” de la inmigración. “Empiezan a aparecer casos de Síndrome de Ulises, ya que los niños y los jóvenes que llegan a nuestras costas esperan convertirse en adultos para ayudar a sus familias, pero sus expectativas se retrasan, pues desde aquí las políticas que aplicamos incluyen su escolarización y no pueden trabajar hasta que alcancen la mayoría de edad”, concluyó.

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