INMIGRACIÓN ILEGAL
Setenta subsaharianos protagonizan una avalancha para entrar en Melilla por la fuerza
Arrollaron a los agentes provistos de piedras y palos, y casi todos fueron detenidos Un segundo grupo intentó el asalto anoche
El Correo, , 23-06-2008Inmigrantes de origen subsahariano protagonizaron sendos intentos de entrar por la fuerza en Melilla a través del puesto fronterizo con Marruecos en la madrugada de ayer y anoche. En la primera avalancha participaron unos 70 indocumentados, que arrollaron tanto a los agentes marroquíes como a los guardias civiles y policías nacionales que custodiaban ambos lados de la frontera. La mayoría de los ‘sin papeles’ fueron arrestados a lo largo de la mañana cuando deambulaban por la ciudad o permanecían escondidos en lugares insospechados, como contenedores de basura o bajos de vehículos. La segunda de las intentonas coincidió con el lanzamiento de penaltis en el partido de la Eurocopa entre España e Italia, supuestamente con el objetivo de aprovechar una presunta relajación de la vigilancia en territorio español, según la Delegación del Gobierno.
El primer asalto se produjo por sorpresa sobre las 4.30 horas en el puesto de Beni-Enzar, el paso principal entre la ciudad autónoma y Marruecos. Los inmigrantes no saltaron la alambrada, como en otras ocasiones, sino que entraron a la carrera, arrollando cuanto encontraban a su paso. Según algunos testigos, iban provistos de piedras y palos para combatir a los agentes.
En un primer momento, la Delegación emitió un comunicado en el que informó de que «la violencia empleada por los subsaharianos ocasionó varios lesionados de carácter leve entre los agentes de servicio». Posteriormente, las mismas fuentes precisaron que sólo un policía nacional sufrió algunas contusiones de escasa importancia.
Subidos a los árboles
Nada más producirse la avalancha, las fuerzas de seguridad, en colaboración con la guardia urbana, montaron un amplio dispositivo para detener a los inmigrantes. También la Policía marroquí desplegó un operativo propio que consiguió arrestar a 28 subsaharianos. Según las mismas fuentes, siete resultaron heridos en la confrontación con la Policía y las fuerzas auxiliares en el paso fronterizo, y fueron trasladados al hospital El Hassani de Nador.
Casi todos los inmigrantes que lograron entrar en Melilla fueron detenidos en las tres horas siguientes. A algunos de ellos se les interceptó mientras deambulaban por las calles. Otros trataron de ocultarse, incluso encaramándose a las copas de los árboles. «Por favor, sólo pedimos que no nos lleven otra vez a nuestro país», rogaba uno de los ‘ilegales’ ante las cámaras de televisión. Todos ellos fueron derivados a la Jefatura Superior de Policía para proceder a su identificación y tramitar las órdenes de expulsión correspondientes.
El paso fronterizo de Beni-Enzar recuperó la normalidad durante el resto de la jornada, según la Delegación del Gobierno. Hasta que llegó la noche. A las 23.15 horas, coincidiendo con el partido de la selección española de fútbol y con la vuelta a casa de muchos melillenses tras pasar la jornada en las playas marroquíes, otro grupo de subsaharianos cuyo número no había sido precisado al cierre de esta edición intentó entrar en suelo español. A diferencia de la primera vez, las fuerzas policiales a ambos lados de la frontera estaban prevenidas y habían reforzado el dispositivo de vigilancia, con lo que consiguieron impedir el acceso de todos los asaltantes.
No obstante, en el paso fronterizo se vivieron momentos de gran tensión, sobre todo entre los niños que aguardaban en la cola de vehículos y que comenzaron a llorar y gritar asustados al ver a los inmigrantes saltar sobre sus coches y a los agentes enfrentándose a ellos con material antidisturbios.
Asaltos anteriores
La presión migratoria a través del perímetro fronterizo que separa Marruecos de las dos ciudades autónomas es un fenómeno recurrente. No obstante, hay que remontarse a la Nochebuena de 2006 para dar con la última oleada a Melilla. En aquella ocasión, decenas de inmigrantes subsaharianos intentaron saltar tres veces el perímetro fronterizo que separa esta localidad de Marruecos. Cuarenta de ellos fueron detenidos y no se dio ninguna entrada a territorio español.
Las avalanchas registradas entre los meses de junio y octubre de 2005, en las que murieron al menos catorce inmigrantes, llevaron a las autoridades españolas y marroquíes a extremar las medidas de seguridad en las zonas limítrofes. Con ello se logró que la emigración subsahariana se desplazara hacia el sur. Desde entonces, Canarias se ha convertido en el punto de llegada de innumerables cayucos, procedentes principalmente de Mauritania y Senegal.
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